<h1 dir="ltr" id="heading1">Introducci&oacute;n</h1> <p class="texte" dir="ltr">En un art&iacute;culo publicado el a&ntilde;o 2002 en la revista Castalia, de la escuela de psicolog&iacute;a de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano, los autores del presente estudio, abordaron la tem&aacute;tica&nbsp; del consumo de ni&ntilde;os(as) pobres, dentro de un centro comercial, usando una metodolog&iacute;a cualitativa, <strong>de orden no participativa</strong> (los sujetos de investigaci&oacute;n no tuvieron conocimiento que estaban siendo observandos). (Magendzo, Bahamondes, ,2002)</p> <p class="texte" dir="ltr">&nbsp;El presente estudio, mantuvo el inter&eacute;s por la tem&aacute;tica, sin embargo, la metodolog&iacute;a utilizada fue <strong>de orden participativa</strong>, es decir, los ni&ntilde;os(as) intervinieron activamente en la entrega de informaci&oacute;n respecto al tema en cuesti&oacute;n.</p> <p class="texte" dir="ltr">Para la implementaci&oacute;n del estudio, tanto con el m&eacute;todo no participativo como el participante, se eligieron ni&ntilde;os(as) de entre nueve y once a&ntilde;os, considerando que en este per&iacute;odo, estos se encuentran en una fase o etapa del pensamiento econ&oacute;mico primitivo dentro de los procesos de socializaci&oacute;n. En esta etapa los ni&ntilde;os(as) hacen alusi&oacute;n a fuentes m&iacute;ticas o fant&aacute;sticas para explicar el fen&oacute;meno en estudio, pero igual utilizan conceptos econ&oacute;micos, aunque poco elaborados. Lo anterior es a consecuencia, que el mecanismo para lograr comprender la realidad social a la edad de nuestros sujetos de estudio, es a trav&eacute;s del uso de fragmentos o islotes inconexos de la realidad, observando dificultades en establecer relaciones para entender procesos (Denegri 1995b, 1998b). Adem&aacute;s, considerando que los ni&ntilde;os(as) a esta edad tienen trabas en separar las relaciones personales del &aacute;mbito social - institucional, la socializaci&oacute;n econ&oacute;mica marca su impronta, dando la posibilidad de que se formen distintas maneras de representaci&oacute;n del mundo econ&oacute;mico en los ni&ntilde;os(as). &nbsp;Webley y Lea (1999) &nbsp;postulan que la Psicolog&iacute;a Econ&oacute;mica requiere de progresos emp&iacute;ricos y te&oacute;ricos en dos orientaciones: una apuntar&iacute;a a la relaci&oacute;n que existe entre la estructura econ&oacute;mica de una sociedad, con las ideas y el comportamiento econ&oacute;mico de sus miembros m&aacute;s j&oacute;venes y, la segunda, se refiere al mundo econ&oacute;mico que los mismos ni&ntilde;os se construyen. La primera de estas dos orientaciones ha tenido decididos progresos (Ditmar, 1992, Leiser, Savon y Levi 1990) pero pocos han incursionado en la segunda. La presente investigaci&oacute;n, a igual que la del 2002, avanzan en esta &uacute;ltima orientaci&oacute;n.</p> <p class="texte" dir="ltr">Se mencionaban, en el trabajo 2002, ciertos aspectos te&oacute;ricos relevantes: 1) la urbanidad -desde hace d&eacute;cadas- ha creado espacios f&iacute;sicos donde es posible la interacci&oacute;n social entre los individuos en condiciones de pobreza y el resto de la sociedad, siendo uno de estos, el centro comercial (mall, shopping); 2) el mall, como expresi&oacute;n de la modernidad, &quot;... es todo futuro: construye nuevos h&aacute;bitos, se convierte en punto de referencia, acomoda la ciudad a su presencia y acostumbra a las personas a funcionar en &eacute;l. En el centro comercial, puede descubrirse un &#39;proyecto premonitorio del futuro&#39; &quot;En los shoppings no podr&aacute; representarse, como en las galer&iacute;as del siglo XIX, una arqueolog&iacute;a del capitalismo sino su realizaci&oacute;n m&aacute;s plena&quot; (Sarlo, 1996); y 4) es dable pensar que en una sociedad donde consumir, ha sido asimilado a la felicidad y al bienestar, el no lograrlo o conseguirlo a medias y con muchas restricciones, tiene consecuencias en lo social y en lo psicol&oacute;gico. La dicotom&iacute;a de consumir y no consumir es un continuo, que conlleva, una gradiente de comportamientos y sus consecuentes emociones impl&iacute;citas o expl&iacute;citas.</p> <p class="texte" dir="ltr">Se citaba en el 2002, a Moreno, Rinc&oacute;n y Schade (1998), quienes realizaron una investigaci&oacute;n con el fin de conocer si ni&ntilde;os de seis a diez a&ntilde;os, que viven en situaci&oacute;n de extrema pobreza, forman un auto esquema de acuerdo a su situaci&oacute;n social. Los resultados mostraron diferencias significativas con relaci&oacute;n a la variable edad, encontr&aacute;ndose en el grupo et&aacute;reo mayor (9 a 10 a&ntilde;os) una clara tendencia a consolidar un auto estima de frustraci&oacute;n, desesperanza e inferioridad frente a una categorizaci&oacute;n de elementos m&aacute;s bien estructurales como, por ejemplo, vestuario, vivienda, ocupaci&oacute;n, asociados a su realidad. Lo anterior les permite a estos ni&ntilde;os reconocerse en situaci&oacute;n de pobreza. En los ni&ntilde;os de 6 a 9 a&ntilde;os no se apreciaron indicadores claros de un auto esquema articulado de pobreza como el hallado en el grupo de 9 a 10 a&ntilde;os. Tambi&eacute;n, por otro lado, Garbarino (1992), se preocup&oacute; por saber lo que representa la pobreza para los propios ni&ntilde;os(as) pobres, cu&aacute;les son sus necesidades b&aacute;sicas y cu&aacute;ndo &eacute;stas son percibidas por ellos(as) como satisfechas. Concluye el autor, que la percepci&oacute;n no s&oacute;lo est&aacute; relacionado con las condiciones sociales, sino que con el sentido que los ni&ntilde;os(as) le confieren a la experiencia. El autor afirma que comprender el significado que tiene la pobreza en la vida de los ni&ntilde;os requiere que nos dirijamos a la ecolog&iacute;a humana de la infancia, es decir, a la historia social de las recientes tendencias econ&oacute;micas y c&oacute;mo &eacute;stas afectan particularmente la experiencia y el pron&oacute;stico del desarrollo de los ni&ntilde;os.</p> <p class="texte" dir="ltr">La investigaci&oacute;n realizada el 2002 por los autores del presente trabajo, consider&oacute; que a trav&eacute;s de observar los comportamientos de los ni&ntilde;os(as) en el centro comercial, y adem&aacute;s colegir algunos de los supuestos estados emocionales que los acompa&ntilde;an, permitir&iacute;a adentrarse en los significados y en el sentido social y psicol&oacute;gico que tiene la acci&oacute;n de consumir. La estrategia metodol&oacute;gica part&iacute;a del supuesto que la observaci&oacute;n sin intrusi&oacute;n, no participante de los ni&ntilde;os (as), y la posterior descripci&oacute;n acuciosa de los rituales que despliegan &eacute;stos hacia las personas que circulan en el centro comercial, los objetos de consumo, las vitrinas etc., servir&iacute;a para comprender, de alguna manera, el acto de consumir (o no consumir) y la posterior generaci&oacute;n de posibles interpretaciones sociales y psicol&oacute;gicas del fen&oacute;meno en estudio. De los datos surgieron tres dimensiones de an&aacute;lisis: 1) la relaci&oacute;n ni&ntilde;o(a) acompa&ntilde;ante, 2) la relaci&oacute;n ni&ntilde;o(a) espacios de observaci&oacute;n, y 3) la relaci&oacute;n ni&ntilde;o(a) objetos. En el caso de la primera dimensi&oacute;n lo m&aacute;s significativo fue: a) el comportamiento de los ni&ntilde;os(as) en el centro comercial, no tan s&oacute;lo estuvo definido por el inter&eacute;s de estos y por las restricciones impuestas por el espacio, sino tambi&eacute;n por las pautas culturales, definidas por los acompa&ntilde;antes; los que fueron mayormente mujeres; por lo que se puede deducir, que el acto de consumo fue simbolizado como una tarea femenina (cuando eran hombres los acompa&ntilde;antes, m&aacute;s bien ven&iacute;an al centro comercial con ni&ntilde;os); b) la conducta de los ni&ntilde;os(as) hacia los acompa&ntilde;antes fue pasiva, sin revelarse cuando los adultos les ped&iacute;an abandonar el lugar; c) las actividades en el mall la realizaban adultos y ni&ntilde;os(as) en forma silenciosa y sin jolgorio. En lo que respecta a la segunda dimensi&oacute;n -la relaci&oacute;n ni&ntilde;os(as)-espacios- se encontr&oacute; que: a) el mall reproduce patrones culturales m&aacute;s tradicionales que los medios de comunicaci&oacute;n (los entretenimientos son m&aacute;s bien para varones que para ni&ntilde;as); b) varones y ni&ntilde;as dieron preferencia al espacio de los juegos. En la relaci&oacute;n ni&ntilde;os(as)-objetos, dimensi&oacute;n 3, se observ&oacute; que: a) no se materializa por parte de los ni&ntilde;os(as), mayormente, el acto de consumo pleno (comprar y pagar); b) cuando los ni&ntilde;os(as) intervienen en el acto de cancelar de preferencia fueron los varones quienes intervienieron; c) los ni&ntilde;os(as) fueron muy poco exigentes con sus acompa&ntilde;antes respecto a los objetos, mas bien, al parecer, se contentaban con manipularlos, sin demandar su adquisici&oacute;n.</p> <p class="texte" dir="ltr">Teniendo en cuenta los anteriores resultados y con el fin de complementarlos, se desarroll&oacute; durante el a&ntilde;o 2005 una investigaci&oacute;n que privilegi&oacute; el contacto directo con los ni&ntilde;os(as). Para ello se emple&oacute; una metodolog&iacute;a participativa y se hizo uso de t&eacute;cnicas proyectivas y entrevistas semi estructuradas, orientadas a rescatar las experiencias de los ni&ntilde;os(as) en los centros comerciales.</p> <p class="texte" dir="ltr">Por tanto, el inter&eacute;s del presente estudio estuvo centrado en dar cuenta de la subjetividad de un segmento espec&iacute;fico de sujetos: poblaci&oacute;n infantil pobre, respecto a una pr&aacute;ctica particular: la concurrencia y permanencia en centros comerciales. La subjetividad de la poblaci&oacute;n infantil ha sido recurrentemente postergada por los modelos investigativos que metodol&oacute;gicamente promueven la comprensi&oacute;n del objeto de estudio desde la mirada de los propios actores. S&oacute;lo en a&ntilde;os recientes los aspectos subjetivos de los ni&ntilde;os, han recibido una real atenci&oacute;n por parte de los investigadores y de los programas para la superaci&oacute;n de la pobreza.</p> <p class="texte" dir="ltr">En s&iacute;ntesis, el presente estudio es complementario al del 2002, procurando responder a la pregunta de <em>cu&aacute;les son las dimensiones y las relaciones que configuran la representaci&oacute;n que ni&ntilde;os(as) pobres tienen del consumo dentro del espacio del centro comercial</em><em><strong>. </strong></em></p> <h1 dir="ltr" id="heading2">M&eacute;todo</h1> <p class="texte" dir="ltr">El tipo de investigaci&oacute;n fue descriptiva y explicativa, con un dise&ntilde;o no experimental, de corte transversal. El universo estuvo constituido por ni&ntilde;os(as) entre 9 y 11 a&ntilde;os de la Regi&oacute;n Metropolitana que hubieron visitado por lo menos una vez un centro comercial y que pertenecieran al estrato socio econ&oacute;mico pobre. La muestra fue de tipo no probabil&iacute;stica accidental, constituida por diez ni&ntilde;os(as) (5 mujeres y 5 hombres), de 5&deg; a&ntilde;o de ense&ntilde;anza b&aacute;sica, mixto y laico, de Santiago Centro. Considerando, la edad de los ni&ntilde;os(as), el tipo de desarrollo cognitivo en que se encontraban, y conforme a los prop&oacute;sitos de la investigaci&oacute;n,en la recolecci&oacute;n de datos se emplearon como t&eacute;cnica: a) la elaboraci&oacute;n, por los ni&ntilde;os(as), de dibujos y cuentos sobre el tema del centro comercial; b) una conversaci&oacute;n individual (entrevista semi estructurada), acerca de la experiencia de ir al centro comercial. A trav&eacute;s del dibujo se busc&oacute; acceder al mundo interior del ni&ntilde;o. Se lo considera un m&eacute;todo v&aacute;lido en cuanto muestra contenidos psicol&oacute;gicos latentes, que no est&aacute;n directamente accesibles a la conciencia o contenidos que a veces no son f&aacute;ciles de nombrar. El valor proyectivo del dibujo se basa en que al ser una tarea f&aacute;cil de realizar, agradable y que apela esencialmente a la imaginaci&oacute;n, es de gran valor expresivo. De la misma forma el cuento relatado por los mismos ni&ntilde;os(as) es una forma de expresi&oacute;n de su imaginaci&oacute;n, de sus fantas&iacute;as y sus experiencias de vida, por tanto de su mundo interno. La entrevista intenta dilucidar aspectos m&aacute;s concretos que los dibujos y los cuentos pueden no proporcionar.</p> <p class="texte" dir="ltr">En el procedimiento propiamente tal, se contact&oacute; un colegio de la comuna de Santiago Centro; se explic&oacute; el motivo de la investigaci&oacute;n y se solicit&oacute; trabajar con los alumnos de 5&deg; a&ntilde;o b&aacute;sico, durante la jornada de la ma&ntilde;ana (1 hora y media), en tres ocasiones, con el fin de aplicar las t&eacute;cnicas de investigaci&oacute;n establecidas. Antes que los ni&ntilde;os(as) realizaran los dibujos se utiliz&oacute; una din&aacute;mica de relajaci&oacute;n, con el fin de disminuir la ansiedad y crear un clima apropiado. Adem&aacute;s se les invit&oacute; a jugar con su cuerpo. Luego se emple&oacute; la imaginer&iacute;a grupal, para inducir a los ni&ntilde;os(as) en el recuerdo y las vivencias experimentadas en sus visitas a los centros comerciales. Dadas estas instrucciones se asign&oacute; un tiempo para que los ni&ntilde;os(as), de manera espont&aacute;nea, pudieran ponerle nombre a su dibujo y comentarlo. Para la realizaci&oacute;n del cuento se utiliz&oacute; la din&aacute;mica de relajaci&oacute;n y los juegos corporales, y luego se dio la instrucci&oacute;n de escribir, en unas hojas a su disposici&oacute;n, un relato sobre un paseo al centro comercial La entrevista consisti&oacute; en una conversaci&oacute;n individual semi estructurada. Se preguntaron diversos aspectos atingentes al tema del centro comercial como ser: las veces en que en el &uacute;ltimo a&ntilde;o frecuentaron el mall, con qui&eacute;n van, qu&eacute; hacen cuando llegan, c&oacute;mo se sienten estando dentro, si se frustraron por no poder comprar, que si pudieran hacer magia &iquest;har&iacute;an desaparecer el mall? (por qu&eacute; si o por qu&eacute; no) etc. Adem&aacute;s de otras preguntas que surg&iacute;an de la misma conversaci&oacute;n que se sosten&iacute;a con el ni&ntilde;o(a).</p> <p class="texte" dir="ltr">&nbsp;El tratamiento de la informaci&oacute;n se centr&oacute;, para los dibujos, en el valor expresivo y narrativo de estos; y para los cuentos y la conversaci&oacute;n individual en el an&aacute;lisis cualitativo mediante la construcci&oacute;n de categor&iacute;as.</p> <h1 dir="ltr" id="heading3">Resultados</h1> <p class="texte" dir="ltr"><strong>1.</strong><strong>De los dibujos</strong></p> <p class="texte" dir="ltr">Los ni&ntilde;os(as), en general, usaron en toda su extensi&oacute;n la hoja de dibujo para ilustrar su paseo al mall, y emplearon los l&aacute;pices para colorear los espacios y situaciones representadas. Los dibujos reflejaron los espacios que realzaron en sus visitas, los que pudieron ser agrupados en s&oacute;lo dos: alimentaci&oacute;n y entretenci&oacute;n. Dibujaron escasamente vitrinas de tiendas o lugares de compras. Llam&oacute; la atenci&oacute;n que en los espacios no se vieron otras personas fuera de ellos y algunos familiares. Dos dibujos reveladores de lo anterior, entre otros, fueron un patio de comidas donde hay cuatro mesas y los &uacute;nicos sentados eran los padres del ni&ntilde;o que dibuja, no represent&aacute;ndose a ninguna otra persona; y un espacio de entretenciones, donde hab&iacute;an distintas m&aacute;quinas de juegos pero no personas. Lo que se observ&oacute; que consum&iacute;an mayormente, fueron helados, (que tienen un tama&ntilde;o desproporcionado) una mu&ntilde;eca, globos, golosinas, entretenciones. Curiosamente en dos dibujos hab&iacute;a vegetaci&oacute;n incorporada al espacio del mall</p> <p class="texte" dir="ltr">Una descripci&oacute;n m&aacute;s detallada de cada uno de los ocho dibujos representados por los ni&ntilde;os (as) muestra lo siguiente:</p> <p class="texte" dir="ltr"><strong>Dibujo1.</strong> El dibujo en su conjunto est&aacute; relacionado con la diversi&oacute;n; no hay referencias a otro tipo de actividad. Hay un t&iacute;tulo secundario que enfatiza el sentido de la visita al mall: diversi&oacute;n y juego. Si bien aparecen personas, la referencia central est&aacute; en torno a un n&uacute;cleo conformado por una mujer adulta y dos ni&ntilde;os relacionados con la mujer. Se dibuja consumiendo s&oacute;lo a los ni&ntilde;os. En el resto del dibujo, aunque se representan otros espacios para la recreaci&oacute;n, no se observan personas (o muy escasas), no habiendo mayor evidencia de consumo. Si bien hay un conjunto de espacios recreativos s&oacute;lo uno de ellos est&aacute; coloreado. Dibujo 2. La tem&aacute;tica central est&aacute; asociada al juego o espacios de recreaci&oacute;n. A diferencia de lo que acontece en el dibujo anterior, no hay presencia de personas. Hay uso de colores, pero centrado en algunos objetos. Junto al t&iacute;tulo del dibujo, aparecen otros t&iacute;tulos que refuerzan el car&aacute;cter de la visita: viaje a la fantas&iacute;a. El espacio aparece delimitado, aunque el l&iacute;mite no tiene mayor peso ya que algunos objetos lo desbordan. Dibujo 3. Centrado en una sola tem&aacute;tica y objeto: recreaci&oacute;n y un juego en particular. Lo anterior ocupa toda la hoja, acompa&ntilde;ado de abundante colorido. Hay un gruo de personas, con claras manifestaciones de felicidad o en actitud de diversi&oacute;n: gestos del rostro, actitud del cuerpo y portando globos de colores (consumo), mientras otros ni&ntilde;os se disponen a hacer uso de un juego (clara evidencia de consumo). El dibujo no contiene elementos que puedan asociar la ilustraci&oacute;n con un espacio particular; no tiene l&iacute;mites o delimitaci&oacute;n como espacio. Dibujo 4. Lo central del dibujo son las personas y el <strong>consumo</strong> que ellas est&aacute;n efectuando. No queda claro si se trata de un grupo de j&oacute;venes y ni&ntilde;os o de un grupo familiar, aunque hay un grupo conformado por cuatro figuras (dos hombres, dos mujeres) que al parecer est&aacute;n representando a una familia. No est&aacute; clara la relaci&oacute;n entre este grupo y las otras figuras que las acompa&ntilde;an; las personas manifiestan alegr&iacute;a, pero no hay un v&iacute;nculo estrecho entre ellas (son dibujadas sin contacto f&iacute;sico entre las personas). El sub t&iacute;tulo que acompa&ntilde;a al t&iacute;tulo principal, pone &eacute;nfasis en el acto de comer (&ldquo;mis comidas preferidas&rdquo;). Si bien la ilustraci&oacute;n da cuenta de un espacio dispuesto para el consumo de alimentos, no hay elementos que permitan identificar que esto se est&aacute; realizando en un mall. S&iacute;, hay evidencia de consumo de golosinas y juegos. En un margen del dibujo aparece una escena en la cual la disposici&oacute;n de la gente es que conforman un grupo en torno a un individuo que los entretiene. Dibujo 5. S&oacute;lo ocupa una parte de la hoja (extremo izquierdo inferior). Espacio claramente delimitado, acotado, por l&iacute;neas y colores. Se observa una contradicci&oacute;n entre el subt&iacute;tulo del dibujo: &ldquo;La jugueter&iacute;a&rdquo;, y el espacio dibujado, ya que en este se hace referencia a un espacio de jugos, zapater&iacute;a, ropa y vestidos. En el espacio zapater&iacute;a y vestimenta se dibuja al dependiente, pero no hay personas comprando, mientras que en el espacio de juego hay un ni&ntilde;o activando una m&aacute;quina. Dibujo 6. Delimita claramente un espacio: jugueter&iacute;a. Junto al t&iacute;tulo del dibujo, hay un subt&iacute;tulo que asocia la ilustraci&oacute;n con el espacio destacado: &ldquo;una gran jugueter&iacute;a&rdquo;. La jugueter&iacute;a remite a un art&iacute;culo particular: mu&ntilde;ecas, no obstante se observa un producto que se lo particulariza en funci&oacute;n de la marca. Las dos ni&ntilde;as dibujadas y una tercera persona, al parecer adulta y mujer, est&aacute; relacionada con el espacio de mu&ntilde;ecas sin marca, pero estas, a diferencia de las que son individualizadas con marca, est&aacute;n coloreadas. No hay evidencia de consumo de las ni&ntilde;as en el espacio, pero se las dibuja en actitud alegre. Hay una distancia respecto a los objetos, pero hay un v&iacute;nculo estrecho entre las dos ni&ntilde;as. Dibujo 7. No establece con claridad la referencia al lugar donde se desarrolla la escena. En el dibujo destacan dos sectores: uno que est&aacute; asociado a un espacio abierto con evidencia de naturaleza, y el otro donde se relevan las figuras de dos personas, una ni&ntilde;a y una mujer adulta, frente a un estante o vitrina donde hay una serie de mu&ntilde;ecas. Hay evidencia de consumo: la ni&ntilde;a sostiene una mu&ntilde;eca. En el dibujo, fuera de las dos figuras centrales, no hay otras personas. La ilustraci&oacute;n es bastante pobre en sus detalles, aunque toda la hoja aparece ocupada por la escena. Dibujo 8. Ocupa toda la hoja. Se identifica una gran cantidad de tiendas, la mayor&iacute;a relacionadas con comida o helader&iacute;as y una con una tienda de juegos, que es la m&aacute;s grande dentro del dibujo. Las figuras humanas, al parecer, hacen referencia a un grupo familiar: los ni&ntilde;os, todos en el espacio de recreaci&oacute;n se encuentran haciendo uso de los juegos (consumo). Los padres est&aacute;n ocupando una mesa pero no se observa evidencia de consumo. Llama la atenci&oacute;n que las mesas se ubican al centro del dibujo, ocupando un espacio significativo, pero se encuentran desocupadas. La mayor&iacute;a de los carteles o letreros de las tiendas est&aacute;n escritos en ingl&eacute;s. El subt&iacute;tulo del dibujo hace referencia directa a la caracter&iacute;stica de la visita: &ldquo;una salida con mi familia&rdquo;</p> <p class="texte" dir="ltr">La descripci&oacute;n anterior puede ser resumida en el cuadro que se muestra a continuaci&oacute;n.</p> <p class="texte" dir="ltr" style="text-align: center;"><img alt="Image1" src="https://numerev.com/images/cpp/docannexe/image/733/img-1.jpg" style="width:6.4925inch;height:6.3937inch;margin-left:0.0in;margin-right:0.0in;margin-top:0mm;margin-bottom:0mm;padding-top:0.0602in;padding-bottom:0.0602in;padding-left:0.1102in;padding-right:0.1102in;border:none" /></p> <p class="texte" dir="ltr"><a id="Image17Cgraphics"></a><strong>2</strong><strong>De los cuentos</strong></p> <p class="texte" dir="ltr">Para la organizaci&oacute;n de la informaci&oacute;n contenida en los cuentos elaborados por los ni&ntilde;os(as), en primer lugar, se los agrup&oacute; en citas conformando peque&ntilde;os conglomerados; a continuaci&oacute;n, y despu&eacute;s de una lectura reiterada, se identificaron ciertos t&oacute;picos con sus respectivas denominaciones para luego, en un tercer momento, proceder a construir las categor&iacute;as emergentes que resultaron ser las siguientes.</p> <p class="texte" dir="ltr">&nbsp;&nbsp;&nbsp;</p> <p class="texte" dir="ltr">a)&ldquo;Quienes nos acompa&ntilde;an&rdquo;</p> <p class="texte" dir="ltr">Un antecedente relevante para los prop&oacute;sitos de la investigaci&oacute;n es la identificaci&oacute;n de la persona o las personas que acompa&ntilde;an a los ni&ntilde;os al centro comercial, toda vez que, particularmente en el caso de los adultos, &eacute;stos se transforman en los referentes de los ni&ntilde;os(as) en cuanto al adiestramiento para el consumo y las transacciones comerciales (pap&aacute;, mam&aacute;, t&iacute;a t&iacute;o prima (o), hermano). Los relatos ponen de manifiesto que los acompa&ntilde;antes son de preferencia familiares, y en la mayor&iacute;a de los casos est&aacute;n ambos padres o uno de ellos. Algunas citas textuales ayudan a ilustrar lo anterior:</p> <ul class="listlevel1WW8Num12"> <li> <p class="puces" dir="ltr">Fui a los juegos con <em>mi mam&aacute; y con mi pap&aacute;</em>.</p> </li> <li> <p class="puces" dir="ltr">Fui a los juegos con <em>mi pap&aacute; y m&iacute; t&iacute;a</em>.</p> </li> <li> <p class="puces" dir="ltr">Com&iacute; con m&iacute; <em>pap&aacute;, con m&iacute; t&iacute;a y m&iacute; prima.</em></p> </li> <li> <p class="puces" dir="ltr">Fui al trabajo de <em>mi t&iacute;o y el hijo de &eacute;l y yo</em>.</p> </li> <li> <p class="puces" dir="ltr">Me encontr&eacute; con una <em>prima</em> y fuimos con <em>m&iacute; pap&aacute;</em>.</p> </li> <li> <p class="puces" dir="ltr">Mi <em>mam&aacute;</em> me compro tres juguetes y tambi&eacute;n a <em>mi hermano.</em></p> </li> </ul> <p class="texte" dir="ltr">&nbsp;&nbsp;</p> <p class="texte" dir="ltr">b)&ldquo;Los lugares que visitamos&rdquo;</p> <p class="texte" dir="ltr">&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;</p> <p class="texte" dir="ltr">Destaca en los relatos la menci&oacute;n a lugares de entretenci&oacute;n y en que consisti&oacute; la visita que hicieron. En primer lugar aparece el cine como un espacio que concita la atenci&oacute;n de los ni&ntilde;os (&ldquo;Le dije a m&iacute; t&iacute;a y a m&iacute; t&iacute;o &iexcl;podemos ir al cine!&rdquo;; &ldquo;Solo he ido a veces al mal Plaza, me gusta ir al cine&rdquo;); en segundo lugar destacan los juegos (patinaje, monta&ntilde;a rusa, autos chocadores, m&aacute;quina para meter goles, tirar argollas, carrusel). Respecto a estos &uacute;ltimos, existe una diferencia notable: hay un grupo de ni&ntilde;os que efectivamente &ldquo;consume&rdquo; mientras que otro no lo hace. <strong>De los que consumen</strong> queda ilustrado en las siguientes referencias:</p> <ul class="listlevel1WW8Num12"> <li> <p class="puces" dir="ltr">Me sub&iacute; a todos los juegos que me gustaban.</p> </li> <li> <p class="puces" dir="ltr">Nos fuimos a la pista de patinaje con m&iacute; pap&aacute; y m&iacute; t&iacute;a, patinamos sin parar.</p> </li> <li> <p class="puces" dir="ltr">y nos salimos y fuimos a la monta&ntilde;a rusa.</p> </li> <li> <p class="puces" dir="ltr">y despu&eacute;s fuimos a los autos chocadores, me sub&iacute; diez veces.</p> </li> <li> <p class="puces" dir="ltr">y fuimos a una m&aacute;quina a meter goles.</p> </li> <li> <p class="puces" dir="ltr">Jugamos un juego que tiene 7 pelotas y jugamos a tirar argollas.</p> </li> <li> <p class="puces" dir="ltr">Jugamos en los carritos <em>chocones</em> y el carrusel.</p> </li> </ul> <p class="texte" dir="ltr">&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;</p> <p class="texte" dir="ltr">Se debe destacar en este relato la nula referencia al acto de compra de entradas o boletos para tener acceso al juego; en todos ellos lo central es el acto en s&iacute; mismo, y no la forma como se accede a &eacute;ste, lo relevante es la entretenci&oacute;n y no la transacci&oacute;n.</p> <p class="texte" dir="ltr">&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;</p> <p class="texte" dir="ltr"><strong>De los que no consumen</strong>, s&oacute;lo destacan a donde es posible acceder en el centro comercial. Y esto relacionado con juegos y entretenciones (m&aacute;quinas, juegos con monedas, &aacute;lbum), pero sin efectuar el consumo. Ello queda reflejado en las siguientes citas:</p> <ul class="listlevel1WW8Num12"> <li> <p class="puces" dir="ltr">El centro comercial es enorme y tiene juegos, m&aacute;quinas, juegos con monedas.</p> </li> <li> <p class="puces" dir="ltr">Tambi&eacute;n me hubiese gustado ir a los juegos para comprarme algo tambi&eacute;n ir a comprar el &aacute;lbum que complet&eacute;.</p> </li> </ul> <p class="texte" dir="ltr">&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;</p> <p class="texte" dir="ltr">c)&ldquo;Tiendas donde fuimos&rdquo;</p> <p class="texte" dir="ltr">c.1. Tiendas donde fueron y no consumieron (ropa, deportes zapatos). Algunas citas (textuales).</p> <ul class="listlevel1WW8Num12"> <li> <p class="puces" dir="ltr">El centro comercial es enorme y tiene tiendas como Ripley, Jhonson, la Polar.</p> </li> <li> <p class="puces" dir="ltr">Lo que no alcanc&eacute; hacer y lo que m&aacute;s me gusta es ir a ver ropa.</p> </li> <li> <p class="puces" dir="ltr">Un d&iacute;a fui a comprar ropa y zapatos.</p> </li> <li> <p class="puces" dir="ltr">Fui con m&iacute; mam&aacute; y el hijo de m&iacute; t&iacute;o a ver la tienda de f&uacute;tbol.</p> </li> <li> <p class="puces" dir="ltr">Y despu&eacute;s estuvimos viendo ropa.</p> </li> <li> <p class="puces" dir="ltr">Fuimos a ver una piscina que ten&iacute;a un muelle enorme con tres lanchas.</p> </li> </ul> <p class="texte" dir="ltr">c.2. Tiendas donde fueron y consumieron (deportes, juguetes). Todas las citas (textuales):</p> <ul class="listlevel1WW8Num12"> <li> <p class="puces" dir="ltr">Despu&eacute;s fuimos a deportes a comprar una pelota de f&uacute;tbol y guantes de arquero.</p> </li> <li> <p class="puces" dir="ltr">Y m&iacute; mam&aacute; me compr&oacute; tres juguetes y a mis hermanos tambi&eacute;n Pero le cost&oacute; muy caro, pero m&iacute; mam&aacute; se hab&iacute;a pagado en el trabajo.</p> </li> <li> <p class="puces" dir="ltr">Y m&iacute; pap&aacute; me dio una sorpresa, que lleg&oacute; a la casa con la moto de la Barby.</p> </li> </ul> <p class="texte" dir="ltr">&nbsp;&nbsp;&nbsp;</p> <p class="texte" dir="ltr">d)&ldquo;Alimentos que consumimos y en que tiendas&rdquo; (&iquest;<strong>Cu&aacute;les?:</strong> galletas, jugos, pizza, alfajores, cajita feliz, helados. &iquest;<strong>D&oacute;nde?</strong>: MacDonald, Burger In). Algunas citas(textuales)</p> <ul class="listlevel1WW8Num12"> <li> <p class="puces" dir="ltr">T&iacute;a deme un poquito de lo que compr&oacute;: galletas, jugos.</p> </li> <li> <p class="puces" dir="ltr">M&iacute; t&iacute;o dijo que est&aacute;bamos listos para ir a comer pizza.</p> </li> <li> <p class="puces" dir="ltr">.y despu&eacute;s nos comimos dos alfajores de chocolate blanco.</p> </li> <li> <p class="puces" dir="ltr">Despu&eacute;s era tarde y fuimos a comer al MacDonald.</p> </li> <li> <p class="puces" dir="ltr">Estuvimos comiendo la cajita feliz y despu&eacute;s comimos helados</p> </li> </ul> <p class="texte" dir="ltr" style="margin-left:0.0in; margin-right:0.0in; margin-top:0.19450001in; margin-bottom:0.19450001in; text-indent:0.0in; text-align:left;">&nbsp;&nbsp;</p> <p class="texte" dir="ltr">De lo anterior se puede deducir que los ni&ntilde;os, en su relato, lo que hacen es centrar su atenci&oacute;n casi exclusivamente en la adquisici&oacute;n de juguetes, alimento y acceso a espacios de entretenci&oacute;n. Aqu&iacute; el consumo es sin&oacute;nimo de diversi&oacute;n y &eacute;sta no est&aacute; mediada (aparentemente) por el dinero. Se podr&iacute;a hacer extensivo lo anterior incluso al momento de adquirir, por ejemplo, ropa, lo cual, sin duda, es posible que se transforme en un poderoso mecanismo encubierto al momento de enfrentar la compra en fases m&aacute;s tard&iacute;as del desarrollo. Cabe mencionar que s&oacute;lo en uno de los testimonios, se reconocer una asociaci&oacute;n entre la disponibilidad de dinero (por parte del padre) y el consumo efectivo.</p> <p class="texte" dir="ltr"><strong>3.</strong><strong>De la conversaci&oacute;n (las entrevistas a los ni&ntilde;os)</strong></p> <p class="texte" dir="ltr">La conversaci&oacute;n con los ni&ntilde;os(as) permiti&oacute; concluir que estos valorizan el centro comercial como un lugar para comprar, entretenerse, ver, alimentarse; un lugar fresco, de esparcimiento. Es decir los ni&ntilde;os relevaron el espacio como algo positivo para ellos y su familia. S&oacute;lo una entrevistada expres&oacute; que el mall es un lugar peligroso. (&ldquo;esta lleno y me puedo perder&rdquo;). Dos entrevistadas fueron, las &uacute;nicas que hablaron de frustraci&oacute;n por no poder consumir. &nbsp;</p> <p class="texte" dir="ltr">En general no hubo evidencia de que los acompa&ntilde;antes adultos utilizaran el espacio para que los ni&ntilde;os ejerciten, en forma sistem&aacute;tica, alguna de las habilidades de lo que ser&iacute;a la alfabetizaci&oacute;n econ&oacute;mica, como es el uso del dinero, costos, precios, etc. Es m&aacute;s, en algunos casos los ni&ntilde;os(as) se&ntilde;alaron que a sus padres no les gusta que ellos porten dinero. No obstante, hay algunos casos, en los cuales se registr&oacute; algunos rudimentos de la l&oacute;gica econ&oacute;mica, como por ejemplo, una ni&ntilde;a estableci&oacute; la relaci&oacute;n entre la identificaci&oacute;n de la fuente de ingreso (obtenci&oacute;n de dinero mediante regalos), la planificaci&oacute;n del gasto (define un uso para el dinero), y la necesidad de ahorrar para disponer de una cierta cantidad de dinero que haga posible la compra de bienes posteriormente. Tambi&eacute;n en las entrevistas se encontr&oacute; la relaci&oacute;n entre trabajo y posibilidad de adquirir cosas. Algunos ni&ntilde;os(as), adem&aacute;s, establecieron una asociaci&oacute;n entre el tipo de trabajo y la disponibilidad de un cierto monto de ingreso y otros manejaron la idea de comparar precios entre distintas tiendas para seleccionar el lugar donde adquirir&aacute;n bienes.&nbsp;</p> <p class="texte" dir="ltr">Se debe destacar la reflexi&oacute;n que hacen los ni&ntilde;os(as) entrevistados respecto a la pobreza. Estos no tuvieron una identificaci&oacute;n clara con la condici&oacute;n de pobre. La no compra de algunos bienes (fundamentalmente ropa y juguetes, la que en algunos casos es identificada claramente con la falta de dinero de los padres para adquirirlos), no fue considerado como algo que se asocie a la pobreza; es m&aacute;s, alguno de los ni&ntilde;os(as) se&ntilde;alaron expl&iacute;citamente que no se sienten pobres y, como en un caso, ello est&aacute; refrendado por la idea de que en la casa tienen de todo. Este &uacute;ltimo aspecto sin duda sit&uacute;a la reflexi&oacute;n ante un escenario en el cual se debe discutir respecto a los criterios sobre los cuales los ni&ntilde;os(as) construyen lo que vendr&iacute;a a ser una especie de l&iacute;nea de satisfacci&oacute;n de sus necesidades (la que aparentemente se hace extensiva a la familia), y la forma como establecen la distancia respecto a la misma; o en otras palabras, se debe avanzar en establecer los criterios que permitan dar cuenta del <em>sentido de privaci&oacute;n</em> que se instala en los ni&ntilde;os a partir de estas experiencias -y otras m&aacute;s por supuesto-.</p> <p class="texte" dir="ltr">Hay un aspecto que aparece mencionado en varios de los ni&ntilde;os(as) entrevistados: la imagen de la tarjeta como un implemento relevante al momento de adquirir cosas y, tambi&eacute;n, para poder acceder a los juegos. Aqu&iacute; surge la idea que el dinero est&aacute; siendo reemplazado por un &uacute;nico dispositivo en cuyo empleo no requiere de mayores c&aacute;lculos y relaciones sobre la base de elementos de distinta denominaci&oacute;n y caracter&iacute;sticas (papel y metal). La reflexi&oacute;n puede ser orientada en dos sentidos, por una parte, aparentemente, la tarjeta supone un nivel de abstracci&oacute;n mayor puesto que la idea de cantidad, que para el ni&ntilde;o(a) est&aacute; representada en forma tangible en monedas o billetes, en la tarjeta finalmente estar&iacute;a expresada por una pura abstracci&oacute;n (n&uacute;mero); pero adem&aacute;s se derivan otras consecuencias: la tangibilidad que posee la moneda con que se cuenta en un momento determinado permite tener una idea m&aacute;s clara sobre el l&iacute;mite del consumo, lo que no acontece con la tarjeta, cuyo l&iacute;mite est&aacute; dado externamente cuando el cupo es superado (lo informa una m&aacute;quina, o una encargada de cuenta, o lo que resulta m&aacute;s sorprendente cuando se efect&uacute;a una compra y la transacci&oacute;n no es posible por no disponer de cupo). Esto es algo que en investigaciones futuras se debe profundizar, y la forma como se relacionan los individuos en general con la tarjeta es algo que a&uacute;n no ha sido analizado en su dimensi&oacute;n plena. Los (as) entrevistados en ning&uacute;n momento se refirieron, a&uacute;n indirectamente a esto. Se volver&aacute; sobre este tema en la discusi&oacute;n de los resultados.&nbsp;</p> <h1 dir="ltr" id="heading4">Discusi&oacute;n</h1> <p class="texte" dir="ltr">Denegri y colaboradores (2005) presentaron a una agencia de financiamiento chilena un proyecto que ten&iacute;a como objetivo desarrollar y evaluar un programa de educaci&oacute;n econ&oacute;mica para ni&ntilde;os, profesores y padres. En la fundamentaci&oacute;n se manejaron ciertas aseveraciones y premisas, las que ser&aacute;n discutidas a la luz de los hallazgos de nuestra investigaci&oacute;n. Se afirmaba, por los autores del proyecto que: a) la globalizaci&oacute;n avanza en forma r&aacute;pida e implica nuevos modelos de desarrollo econ&oacute;mico que sean sustentables y, a la vez, que consideren como eje central el desarrollo humano; b) las agendas pol&iacute;ticas contrastan fuertemente con las capacidades reales que tiene la poblaci&oacute;n para poder insertarse efectivamente en los crecientes requerimientos de sociedades cada vez m&aacute;s complejas; c) se hace necesario desarrollar en las personas destrezas y actitudes que les permitan regular la conducta personal y familiar hacia un uso racional de recursos econ&oacute;micos escasos, y por ello, la preparaci&oacute;n de los ciudadanos, para asumir un mercado creciente, que presiona hacia el consumo; d) hay urgencia en afectar y mejorar, directa e indirectamente, las competencias para la toma de decisiones personales y sociales sobre una cantidad importante de problemas econ&oacute;micos que se encuentran en la vida cotidiana; e) el &ldquo;analfabetismo econ&oacute;mico&rdquo; se reproduce a trav&eacute;s de la socializaci&oacute;n econ&oacute;mica en la familia y que &eacute;sta, al carecer de una adecuada alfabetizaci&oacute;n econ&oacute;mica, produce una transmisi&oacute;n intergeneracional de pautas de consumo y uso del dinero poco reflexivas o ineficientes; f) el sistema educativo est&aacute; en deuda con la sociedad, ya que no ofrece posibilidad de acceder a un aprendizaje econ&oacute;mico sistem&aacute;tico; y g) el costo de lo anterior ser&iacute;a la reproducci&oacute;n de las brechas de desigualdad social, al privar, especialmente de los estratos m&aacute;s pobres, de la posibilidad de desarrollar competencias que les ayuden a una mejor administraci&oacute;n de recursos econ&oacute;micos escasos, en la b&uacute;squeda de alternativas de consumo m&aacute;s eficientes.&nbsp;</p> <p class="texte" dir="ltr">Junto a lo anterior, cabe destacar, para los fines de nuestra discusi&oacute;n, la definici&oacute;n que hacen Denegri y colaboradores (2005) de la educaci&oacute;n econ&oacute;mica. Sostienen que: &ldquo;la educaci&oacute;n econ&oacute;mica se traduce operacionalmente en &lsquo;alfabetizaci&oacute;n econ&oacute;mica&rsquo; y que &eacute;sta, proporciona a las personas las herramientas para entender su mundo econ&oacute;mico, interpretar los eventos que pueden afectarlos directa e indirectamente y mejorar las competencias para tomar decisiones personales y sociales sobre la multitud de problemas econ&oacute;micos que se encuentran en la vida cotidiana&hellip; la formaci&oacute;n ciudadana debe entregar herramientas fundamentales de an&aacute;lisis econ&oacute;mico que permitan manejar adecuadamente los desaf&iacute;os que impone la realidad&rdquo;. Expresado esto, Denegri y colaboradores sostienen: &ldquo;es menester efectuar una alfabetizaci&oacute;n econ&oacute;mica de modo que los ciudadanos manejen adecuadamente conceptos como escasez, intercambio, costos beneficios, precios, oferta, demanda, rentabilidad, asignaci&oacute;n de recursos, ahorro, inversi&oacute;n, crecimiento, desempleo, valorizaci&oacute;n, trabajo, producci&oacute;n, etc.&rdquo; &nbsp;</p> <p class="texte" dir="ltr">Las aseveraciones y premisas antes enunciadas, junto a la insistencia en declarar la efectividad de los programas sistem&aacute;ticos de educaci&oacute;n en la alfabetizaci&oacute;n econ&oacute;mica, nos hacen pensar que nos encontramos frente a una postura paradigm&aacute;tica fijada por los principios reguladores del mercado. No cabe dudas que, Denegri y colaboradores, junto a otros investigadores y educadores, est&aacute;n preocupados por guiar a ni&ntilde;os y j&oacute;venes a manejarse eficientemente frente al embate del consumo y el mercado, y que esto, postulan, aliviar&aacute; las inequidad de sociedades donde la distribuci&oacute;n de la riqueza es tan desigual, como es el caso de la chilena. Esta concepci&oacute;n val&oacute;rica y de construcci&oacute;n social, podemos atrevernos a decir, que es de corte neo liberal, donde manejarse correctamente en par&aacute;metros econ&oacute;micos como intercambio, costos, beneficios, precios, oferta, demanda, rentabilidad, ahorro, inversi&oacute;n, desempleo, dinero, etc.(categor&iacute;as bases de la educaci&oacute;n y de la &ldquo;alfabetizaci&oacute;n econ&oacute;mica&rdquo;), augura cierto bienestar, mayor felicidad, y de alguna manera, la soluci&oacute;n de problemas b&aacute;sicos inherentes a la pobreza.</p> <p class="texte" dir="ltr">Cabe preguntarse de d&oacute;nde surgen argumentaciones tan militantes de parte de los estudiosos de la psicol&oacute;gica y la educaci&oacute;n econ&oacute;mica, proclamando, en aras del desarrollo humano. valores ineludibles a conseguir,. Es necesario destacar, que el proyecto presentado por Denegri y colaboradores, fundamenta su acercamiento al tema citando mayormente estudios realizados en pa&iacute;ses desarrollados -algo a considerar-, pero que tampoco debe hacernos perder de vista que hay detr&aacute;s de sus planteamientos una forma ideologizada de ver una dimensi&oacute;n de la existencia humana.</p> <p class="texte" dir="ltr">Los antecedentes que arroja nuestro estudio nos permite, en un &aacute;mbito de intereses distinto que los de la educaci&oacute;n econ&oacute;mica, advertir que frente a la precariedad en que se mueven las familias y los ni&ntilde;os pobres, ciertos intereses de estos est&aacute;n en el &aacute;mbito de la alfabetizaci&oacute;n econ&oacute;mica, pero sin el sello adoctrinante en que se mueve &eacute;sta. Los ni&ntilde;os(as) manejan, seg&uacute;n su realidad y emp&iacute;ricamente, conceptos y pr&aacute;cticas del orden econ&oacute;mico, pero no entrando a una educaci&oacute;n militante al respecto. Es decir, en el espacio de consumo, la realidad es muy distinta respecto a las metas de las que habla la alfabetizaci&oacute;n econ&oacute;mica, por lo que de alg&uacute;n modo se soslayan los disciplinamientos a los que la cultura neoliberal nos fuerza, con el fin de vigilar nuestros comportamientos. Como bien dice Guti&eacute;rrez (2006) citando a Hopenhayn (1997), y el PNUD (2002), la globalizaci&oacute;n neoliberal ha tenido impactos culturales problem&aacute;ticos: disoluci&oacute;n de referentes ideol&oacute;gicos, creciente mediatizaci&oacute;n inform&aacute;tica, supeditaci&oacute;n de la subjetividad a la racionalidad instrumental y preeminencia de las im&aacute;genes sobre las narrativas, es decir, en t&eacute;rminos de Rocheach, (1968; citado por Guti&eacute;rrez) el neoliberalismo socializa en los modos deseables finales de la existencia, as&iacute; como en las maneras de obtener las metas, haciendo creer que dicho paradigma es el &uacute;nico posible (Guti&eacute;rrez, 2005).</p> <p class="texte" dir="ltr">Lo que la educaci&oacute;n econ&oacute;mica propone es esencialmente algo ut&oacute;pico para Latinoam&eacute;rica y para los habitantes que subsisten en condiciones cada vez m&aacute;s inestables y asim&eacute;tricas, en t&eacute;rminos del poder- (en el lenguaje de Guti&eacute;rrez) Al leer los programas de alfabetizaci&oacute;n econ&oacute;mica y las metas que adscriben supuestamente Denegri y col. (2005) y otros como Amar y col. (2001) no podemos desconocer que sus prop&oacute;sitos son encomiables quiz&aacute;s para las capas sociales que disponen de cierta cantidad razonable de dinero y comodidades, sin embargo, para aquellos que est&aacute;n fuera de este contexto social, la alfabetizaci&oacute;n, como ha sido definida y los aspectos que abarca, se observa m&aacute;s bien como algo del &ldquo;deber ser&rdquo;. Esto ser&iacute;a, desconocer en forma flagrante, la realidad sociocultural en la que se desenvuelven los ni&ntilde;os(as) y sus familias, a sus pr&aacute;cticas econ&oacute;micas que surgen de la empiria de la vida cotidiana, como lo observado en los ni&ntilde;os(as) de nuestra investigaci&oacute;n. Quiz&aacute; para estas realidades, las metas, en el &aacute;mbito de la psicolog&iacute;a econ&oacute;mica son otras, las que tienen que ver con el conjunto de estrategias que deben desarrollar estos sectores para insertarse en el mundo.</p> <p class="texte" dir="ltr">Como ya se mencionaba m&aacute;s arriba, al leer detenidamente la definici&oacute;n y las conceptualizaciones que hacen los proponentes de la educaci&oacute;n y la alfabetizaci&oacute;n econ&oacute;mica, nos asalta, a consecuencia del lenguaje y las expresiones que estos usan, el pensamiento Foucaultiano, respecto al disciplinamiento social, a pesar que estamos realizando una extrapolaci&oacute;n. Hoehn (2005) en un art&iacute;culo, hace menci&oacute;n en varios de sus ac&aacute;pites, de la alegor&iacute;a del &ldquo;pan&oacute;ptico&rdquo; donde se crea la met&aacute;fora de la transformaci&oacute;n y redistribuci&oacute;n de los poderes controladores de la edad moderna, donde podr&iacute;a entrar la alfabetizaci&oacute;n econ&oacute;mica. La estrategia central del poder pron&oacute;ptico, es hacer ver a los individuos que son educados para cumplir con una funci&oacute;n determinada del sistema, para que las reglas del juego sean internalizadas de tal manera que el individuo no logre tomar conciencia que su conducta es funcional y obediente. Foucault (1978) explica que las instancias de control individual (como la escuela) funcionan de doble modo: el de la divisi&oacute;n binaria (loco &ndash; no loco; en el caso de nuestro an&aacute;lisis, exitoso &ndash; fracasado; consumo &ndash; no consumo) y el de la asignaci&oacute;n coercitiva (quien es; por qu&eacute; caracterizarlo; c&oacute;mo reconocerlo, etc.). El autor en su libro &ldquo;Vigilar y Castigar (1978), se explaya extensamente en el tema del disciplinamiento. Sustentamos, siempre con cautela, que es &eacute;ste, el que se encuentra presente en la &ldquo;alfabetizaci&oacute;n econ&oacute;mica&rdquo;, ya que intenta a trav&eacute;s de sus escritos y acciones, trasmitir un claro mensaje, t&aacute;cito, subliminal y a veces directo: &ldquo;Para existir y subsistir en un mundo globalizado, -donde algunos hacen gala de haber triunfado-, es necesario tener &eacute;xito en el dominio de lo econ&oacute;mico, lo que traer&aacute; ciertamente la felicidad y la recuperaci&oacute;n de la auto estima. Alcanzar las metas anteriores depender&aacute; del dominio que se tenga en el lenguaje y las pr&aacute;cticas econ&oacute;micas como ser del ahorro, la inversi&oacute;n, el consumo correcto, el manejo del dinero etc.&rdquo; Una vez que lo anteriormente enunciado se transforma en una verdad inamovible, es posible el adoctrinamiento y el disciplinamiento, ya que ser&aacute; la emoci&oacute;n del miedo la que se apoderar&aacute; de los individuos que no han podido dominar los par&aacute;metros de lo econ&oacute;mico, rest&aacute;ndose a tan promisoria esperanza: &ldquo;ser redimidos y liberados de la pobreza por ubicarse en el mundo de la econom&iacute;a&rdquo;</p> <p class="texte" dir="ltr">Como bien lo enuncia Hoehm (2006) la funci&oacute;n principal del pron&oacute;ptico de la edad moderna es la de asegurarse que nadie pueda escapar del espacio rigurosamente vigilado, inculcar la disciplina e imponer patrones uniformes de conducta, un arma contra la diferencia, la elecci&oacute;n y la variedad.</p> <p class="texte" dir="ltr">Pero aqu&iacute; adem&aacute;s hay otros aspectos que deben ser analizados: la concepci&oacute;n de lo econ&oacute;mico de la cual se parte y frente a la cual los autores creadores de la alfabetizaci&oacute;n econ&oacute;mica mayormente no se pronuncian en forma expl&iacute;cita. Su concepci&oacute;n es la de la corriente subjetivista en econom&iacute;a, la que como todos saben, es eminentemente normativa (no interesa mayormente conocer como los individuos resuelven sus problemas econ&oacute;micos, sino la forma como deber&iacute;a comportarse para una adecuada resoluci&oacute;n de &ldquo;lo econ&oacute;mico&rdquo;). Sin embargo, para poder plantearse en esa perspectiva se requiere tener una imagen de los individuos: hedonista en esencia y maximizador de beneficios, lo que los lleva a plantearse en t&eacute;rminos competitivos frente a los dem&aacute;s individuos; el equilibrio en la sociedad se logra a partir de una competencia por obtener m&aacute;ximos beneficios siendo estos a su vez el l&iacute;mite puesto que el individuo se enfrenta a otro que tambi&eacute;n trata de maximizar beneficios.</p> <p class="texte" dir="ltr">Como todo postulado fundamentalista la reflexi&oacute;n no considera variables temporales y culturales: se trata de un individuo indiferenciado social y temporalmente (esta idea queda resumida en los siguientes t&eacute;rminos: el problema econ&oacute;mico no es que existan individuos que dispongan de escasa cantidad de medios para buscar satisfacer sus necesidades y existan otros que poseen cantidades que superan con creces a las de los primeros; en ambos casos el problema es como se asigna correctamente los medios disponible a los fines propuestos). De ah&iacute; a la idea de que los individuos se encuentran en una posici&oacute;n desmedrada en la sociedad sea el resultado de una falta de socializaci&oacute;n en el &ldquo;buen comportamiento econ&oacute;mico&rdquo; hay solo un paso; somos pobres porque no sabemos movernos correctamente en el mercado, la forma como se &ldquo;sobrevive&rdquo; es una mala econom&iacute;a, o una estrategia equivocada. El buen entendimiento de &ldquo;lo econ&oacute;mico&rdquo; augura a los individuos un buen pasar; ser&aacute;n &ldquo;castigados&rdquo; econ&oacute;micamente aquellos que no se someten a estos dictados.</p> <p class="texte" dir="ltr">Denegri y colaboradores(2005) adem&aacute;s, establecen una relaci&oacute;n mec&aacute;nica (y dif&iacute;cil de sostener) cuando se&ntilde;alan que la poblaci&oacute;n pobre incurre en derroches y mal uso de los recursos que finalmente redundan en la condici&oacute;n de pobreza; parece que en su intento por mostrar la necesidad de educar en lo econ&oacute;mico se olvidan que el derroche de recursos y el consumo no racional no es patrimonio de un grupo dentro de la sociedad, es m&aacute;s, se est&aacute; en presencia de un sistema que hace del uso irracional de recurso un mecanismo de beneficio individual, trasladando buena parte de los efectos negativos (lo que eufem&iacute;sticamente se denomina como externalidades) a la poblaci&oacute;n.</p> <p class="texte" dir="ltr">Pero qu&eacute; nos arrojan los resultados de nuestro estudio, y como ellos pueden ser vistos a la luz de los planteamientos citados.</p> <p class="texte" dir="ltr">Si nos atenemos a los resultados obtenidos, y que son producto del an&aacute;lisis de tres fuentes de informaci&oacute;n (entrevista, relatos y dibujos), una de las primeras constataciones es que no hay evidencia de un consumo &ldquo;derrochador&rdquo;; lo que aparece es un consumo b&aacute;sico que en el caso de los ni&ntilde;os se asocia a algo que hace posible la recreaci&oacute;n (ser&iacute;a un absurdo sostener que ello puede ser considerado un consumo suntuario s&iacute; se tiene en cuenta que ello constituye un derecho de los individuos), y la adquisici&oacute;n de golosinas y alimentos. Pero tambi&eacute;n se debe dejar constancia, que el consumo es m&iacute;nimo, todo lo contrario de un consumo que supuestamente se hace sin conocer lo que es un comportamiento econ&oacute;mico adecuado.</p> <p class="texte" dir="ltr">Ya se se&ntilde;alaba que si bien no se percibe, o no es posible deducir de los relatos y entrevistas, en forma clara, el tipo de conducta de los padres hacia los ni&ntilde;os(as) durante la visita al centro comercial y el adiestramiento en el consumo, si se puede sostener que ello no se ha plasmado en el consciente de los ni&ntilde;os(as). Esto no quiere decir que no haya adiestramiento, este puede ser el resultado simplemente del observar como se hace y, lo que es m&aacute;s importante, establecer un encadenamiento causal &ldquo;hacia atr&aacute;s&rdquo; y &ldquo;hacia delante&rdquo; que pone el acento particularmente en la posibilidad o no de disponer de dinero para adquirir bienes o entretenci&oacute;n. Si bien esto no es generalizado y su presencia no se funda en una l&oacute;gica clara, si hay evidencias de la causalidad.</p> <p class="texte" dir="ltr">Pero lo m&aacute;s relevante de lo anterior, es que la l&oacute;gica se estructura no en funci&oacute;n de principios generales, abstractos, sino que ello emana de una estrategia elaborada y recreada a partir de una situaci&oacute;n social clara: la condici&oacute;n de pobre. El ni&ntilde;o enfrenta el consumo en un escenario donde las coordenadas son los medios escasos para responder a una serie de necesidades, alguna de ellas inducidas por un dispositivo publicitario, pero tambi&eacute;n otras propias del desarrollo de cualquier individuo. El consumo efectivo de &eacute;stos no est&aacute; guiado por una actitud irracional (asumiendo &eacute;sta como la carencia de relaci&oacute;n l&oacute;gica entre medios escasos y fines m&uacute;ltiples), sino por el conjunto de estrategias elaboradas a partir de una situaci&oacute;n de carencia y no de una relaci&oacute;n l&oacute;gica, abstracta. La relaci&oacute;n que establecen algunos ni&ntilde;os(as) entre la fuente de ingresos, la necesidad de guardar dinero (negaci&oacute;n de un consumo inmediato y su desplazamiento a futuro) en funci&oacute;n de poder acceder a un bien, y la comparaci&oacute;n entre alternativas para el consumo definitivo, son una muestra de que la elaboraci&oacute;n se hace desde la condici&oacute;n en que se encuentran, y su decisi&oacute;n no puede ser asumida como una pr&aacute;ctica inadecuada y causa de su condici&oacute;n de pobreza. Adem&aacute;s para establecer esta relaci&oacute;n, habr&iacute;a que mostrar que los comportamientos econ&oacute;micos considerados inadecuados, no est&aacute;n presentes en los sectores acomodados de la sociedad, y que lo que est&aacute; tras su &ldquo;&eacute;xito&rdquo; es la resultante de un comportamiento apegado a la normativa econ&oacute;mica.</p> <p class="texte" dir="ltr">S&iacute;, adquiere relevancia para la discusi&oacute;n, es el no establecimiento, por parte de los ni&ntilde;os(as) de una relaci&oacute;n clara entre la disponibilidad de dinero por parte de la familia y su condici&oacute;n social (pobres); estos aparecen como dos fen&oacute;menos distintos o no vinculados. Es m&aacute;s, los ni&ntilde;os(as) pueden establecer un nexo entre trabajo (tipo) y dinero obtenido por sus padres, y situar en una escala de magnitud el ingreso obtenido (poco, medio, etc.); esto, adem&aacute;s, les permite explicar el no acceso a ciertos bienes (&ldquo;si esto no es un comportamiento econ&oacute;mico entonces &iquest;qu&eacute; es?&rdquo;). Lo que s&iacute; est&aacute; claro, es que de aqu&iacute; pasar a explicar una estructura social hay un largo recorrido sobre todo cuando la idea de pobreza no est&aacute; instalada en los ni&ntilde;os(as) (recu&eacute;rdese que ninguno de los ni&ntilde;os con los cuales se trabaj&oacute; menciona la pobreza, o no se consideran en esa condici&oacute;n). Esto puede ser interpretado como parte de un proceso en el cual el ni&ntilde;o(a) a&uacute;n ve su existencia teniendo como centro al n&uacute;cleo dom&eacute;stico y no como miembro de un segmento m&aacute;s vasto de la sociedad; en t&eacute;rminos sociol&oacute;gicos el ni&ntilde;o(a) reci&eacute;n se encuentra en la fase de construcci&oacute;n de identidad, quedando un trecho largo para la fase de oposici&oacute;n, donde mi situaci&oacute;n se explica a partir de la existencia de un otro distinto pero relacionado conmigo. Cabe destacar, que este resultado, es distinto a lo de Moreno y colaboradores (1998), (citado en la introducci&oacute;n del presente trabajo) quienes encontraron que ni&ntilde;os(as) de las edades de nuestros sujetos de estudio, padec&iacute;an por su condici&oacute;n de ser pobres. (Claro s&iacute;, que la muestra de ni&ntilde;os en la investigaci&oacute;n de Moreno y otros, fueron de extrema pobreza, no as&iacute; los de nuestro trabajo). Por otro lado, lo hallado, respecto a la percepci&oacute;n de no sentirse pobres por parte de los ni&ntilde;os(as) de nuestro estudio, se condice con lo mencionado por Garbarino (1992) (como lo cit&aacute;ramos en la introducci&oacute;n del presente trabajo), quien afirma que comprender el significado que tiene la pobreza en la vida de los ni&ntilde;os(as) se requiere referirse a la ecolog&iacute;a humana de la infancia, es decir a como las tendencias econ&oacute;micas, afectan la experiencia y el desarrollo de los ni&ntilde;os(as).</p> <p class="texte" dir="ltr">Creemos que es necesario retomar la discusi&oacute;n entre el contar con dinero y la &ldquo;traducci&oacute;n&rdquo; de &eacute;ste, en una tarjeta. Ya en la presentaci&oacute;n de los resultados se&ntilde;al&aacute;bamos que se debe indagar m&aacute;s sobre las implicancias de la tarjeta como medio para la adquisici&oacute;n de bienes y servicios, por una parte, y la forma como ello podr&iacute;a estar incidiendo en el aprendizaje econ&oacute;mico de los ni&ntilde;os, por otra. Postul&aacute;bamos que el contar con un medio de pago que se expresa en unidades y por tanto hace posible la cuantificaci&oacute;n y particularmente el c&aacute;lculo, contribuye sobre manera a un acercamiento m&aacute;s claro entre el bien y lo requerido para apropi&aacute;rselo; es una cosa de cantidad y equivalencia, rota &eacute;sta cuando hay carencia del primero (algo tangible). No acontece lo mismo con la tarjeta. La operaci&oacute;n ac&aacute; se mueve en un nivel de abstracci&oacute;n significativamente superior (no en el sentido de calidad), puesto que la disponibilidad o no de dinero, la cantidad, queda subsumida en un elemento plano que en su referencia m&aacute;s concreta se traduce en una cifra indiferenciada (son 50.000 pesos, pero tambi&eacute;n podr&iacute;an ser 50.000 personas, o 50.000 aves etc.), y cuyo l&iacute;mite no est&aacute; a simple vista: este le viene desde fuera.</p> <p class="texte" dir="ltr">El acceso de una gran cantidad de individuos que han hecho de la tarjeta el principal medio de compra, no tan s&oacute;lo debe ser analizada bajo la perspectiva de los mecanismos por excelencia para masificar el consumo y acelerarlo, sino que debe ser tambi&eacute;n analizado a la luz de la idea de l&iacute;mite: subjetivamente el dinero expresado en cantidad tangible acerca mucho m&aacute;s a la idea de finitud en el consumo-y por tanto un l&iacute;mite objetivo para el consumo y freno para la circulaci&oacute;n de la mercanc&iacute;a-, la tarjeta amplia el horizonte y sit&uacute;a el l&iacute;mite un poco m&aacute;s lejos, y esto a costa de una reducci&oacute;n de la libertad (el que el grueso de la poblaci&oacute;n est&eacute; sometida a una deuda que supera con creces a su capacidad de pago los hace tambi&eacute;n esclavos de la relaci&oacute;n; &iquest;acaso no ser&aacute; esta la nueva forma como se nos presenta la esclavitud en nuestra sociedad donde el derecho sobre las personas ha sido negado (ideol&oacute;gicamente) en funci&oacute;n de una moral burguesa que s&oacute;lo reconoce derecho sobre las cosas?)</p> <p class="texte" dir="ltr">Creemos que los ni&ntilde;os(as) est&aacute;n enfrentando un proceso de transici&oacute;n en el cual en la realizaci&oacute;n del consumo se est&aacute; pasando desde la materialidad del dinero (met&aacute;lico, billete; distinta denominaci&oacute;n, etc.) a la inmaterialidad de la tarjeta. Ahora que implicancias tiene ello para la formaci&oacute;n de los ni&ntilde;os(as) al consumo y, m&aacute;s all&aacute;, en la comprensi&oacute;n de la sociedad, es un desaf&iacute;o abierto para la investigaci&oacute;n. El que se acceda a juegos y entretenciones varias mediante una tarjeta puede estar inscrito en esta perspectiva, y recu&eacute;rdese que si hay un espacio dentro del centro comercial donde los ni&ntilde;os(as) participan hasta el final en el proceso de consumo es en el espacio de recreaci&oacute;n: la asociaci&oacute;n entre placer y medio ilimitado para lograrla u obtenerla, salta f&aacute;cilmente a la mente del observador.</p> <p class="texte" dir="ltr"><strong>Bibliograf&iacute;a</strong></p> <p class="bibliographie" dir="ltr">Amar, J., Abello, R.; D, M. (2001) El desarrollo de conceptos econ&oacute;micos en ni&ntilde;os y adolescentes colombianos y su interacci&oacute;n con los sectores educativo y calidad de vida. Informe Final Proyecto COLCIENCIAS N&ordm; 12 15-11-369-97.</p> <p class="bibliographie" dir="ltr">Denegri, M. (1995b). El desarrollo de las ideas acerca&nbsp; del origen y circulaci&oacute;n del dinero: un estudio evolutivo con ni&ntilde;os y adolescentes. Ediciones Universidad Aut&oacute;noma de Madrid Espa&ntilde;a</p> <p class="bibliographie" dir="ltr">Denegri, M. (1998) La construcci&oacute;n de nociones econ&oacute;micas en la infancia y adolescencia. En Jes&uacute;s Ferro, Jos&eacute; Amar (ED.) Desarrollo Humano. Perspectiva Siglo XXI Ediciones Uninorte Colombia.</p> <p class="bibliographie" dir="ltr">Denegri, M. Del Valle R. (2005) &ldquo;Yo y la Econom&iacute;a&rdquo; Dise&ntilde;o, Aplicaci&oacute;n y Evaluaci&oacute;n piloto de un Programa de Educaci&oacute;n Econ&oacute;mica en escolares de sexto b&aacute;sico de Temuco. Proyecto presentado a la Direcci&oacute;n de Investigaciones y Desarrollo, Concurso 2006.</p> <p class="bibliographie" dir="ltr">Ditmar, H. (1992) The Social Psychology of Material Possessions: To have is To Be. NSt. Martin Press.</p> <p class="bibliographie" dir="ltr">Foucault, M. (1978) Vigilar y Castigar. &nbsp;Nacimiento de la prisi&oacute;n, Siglo XXI M&eacute;xico D. F.</p> <p class="bibliographie" dir="ltr">Garbarino, J. (1992). The Meaning of Poverty in the World of Children. American Behavioural Scientist, v 35 January/February, p 220-237.</p> <p class="bibliographie" dir="ltr">Gutierrez, P. (2005) Neoliberalismo, Subjetividad y Formaci&oacute;n de Psic&oacute;logo en Chile: Reflexi&oacute;n pendiente. Revista Castalia, Universidad de Humanismo Cristiano, n.9, p 47 - 57</p> <p class="bibliographie" dir="ltr">Hoehn, M. (2005) Neoliberalismo, Vulnerabilidad y Disciplinamiento. Revista Castalia, Universidad de Humanismo Cristiano,&nbsp; n.9, p.33-46.</p> <p class="bibliographie" dir="ltr">Leiser, D., Savon, G., Levi, D.(1990) Children&rsquo;s economics. Socialization. Summrizing the cross-cultural comparison of ten countries. Special Sigue.Economic Socialization. &nbsp;Journal of Economic Psychology, v11 (4) 591-631.</p> <p class="bibliographie" dir="ltr">Magendzo, S. y Bahamondes, M. (2002) La Participaci&oacute;n de los ni&ntilde;os pobres en el &ldquo;espect&aacute;culo&rdquo; del consumo. Revista Castalia, Universidad Academia Cristiano, n. 3, v.1, 97 &ndash; 112.</p> <p class="bibliographie" dir="ltr">Moreno, P. Rinc&oacute;n P. y Schade, N. (1998) Formaci&oacute;n de autoesquemas en ni&ntilde;os en situaci&oacute;n de extrema pobreza. Revista Chilena de Psicolog&iacute;a v 19 N&ordm; 11.</p> <p class="bibliographie" dir="ltr">Sarlo, B. (1996) Escenas de la Vida Posmoderna. Intelectuales, arte y video cultura en la Argentina. Buenos Aires: Ed. Arie.</p> <p class="bibliographie" dir="ltr">Webley, P. y Lea, S. E.G. (1999). The Partial Unacceptability of Money as Repayment among Friends and Neighbours.in&nbsp; Local Exchange and Traiding Systems. Paper prepared of the IAREP.Begirate.June 3er, revisited March 2000.</p>