<p dir="ltr"><strong>Varia&nbsp;</strong></p> <h1 dir="ltr" id="heading1">1. Planteamiento del problema</h1> <p class="texte" dir="ltr">Aqu&iacute; sostenemos que, a lo largo de la historia del capitalismo, la subsunci&oacute;n del trabajo al capital se hace de manera diferente, seg&uacute;n el desarrollo alcanzado por &eacute;ste.</p> <p class="texte" dir="ltr">Siguiendo a Foucault (2000), puede decirse que las formas de dominaci&oacute;n del capital, desde la acumulaci&oacute;n originaria al neocapitalismo de nuestros d&iacute;as, transitaron, grosso modo, de las m&aacute;s salvajes y violentas, que en resumen consist&iacute;an en castigos corporales y rigurosos procesos disciplinarios &nbsp;[porque &ldquo;la disciplina aumenta las fuerzas del cuerpo (en t&eacute;rminos econ&oacute;micos de utilidad) y disminuye esas mismas fuerzas (en t&eacute;rminos pol&iacute;ticos de obediencia&hellip;Foucault, 2000: 142], a unas f&iacute;sicamente menos cruentas, cuya ventaja, en relaci&oacute;n a las primeras, es que &eacute;stas han demostrado mayor eficacia en el control de los cuerpos y de las mentes de los trabajadores, pues se basan en t&eacute;cnicas persuasivas o de convencimiento, que apuntan siempre, m&aacute;s que a la masa muscular o a las &aacute;reas perif&eacute;ricas de la personalidad del obrero, al centro de las convicciones de &eacute;ste, tratando de generar acercamientos y coincidencias &ndash;algo que parece incre&iacute;ble&ndash; entre identidades que hist&oacute;ricamente siempre han sido contrapuestas o antag&oacute;nicas, esto es, entre los productores directos (polo conocido como trabajo), y los due&ntilde;os del capital (el polo contrario).</p> <p class="texte" dir="ltr">Hoy en d&iacute;a, la sociedad postindustrial ya no es hegem&oacute;nicamente <em>sociedad disciplinaria</em> (en la que la dominaci&oacute;n se &ldquo;constru&iacute;a&rdquo; y se aplicaba en y por instituciones como la f&aacute;brica, la prisi&oacute;n, el hospital, la escuela, el cuartel, etc., impartiendo disciplina a trav&eacute;s de dispositivos y aparatos que producen y regulan las costumbres, los h&aacute;bitos y las pr&aacute;cticas productivas); hoy en d&iacute;a la sociedad postindustrial es algo m&aacute;s que eso, es<em> una sociedad de control</em>, una especie de paradigma que difiere del primero porque sus mecanismos de dominaci&oacute;n son m&aacute;s &ldquo;democr&aacute;ticos&rdquo;, y sobre todo porque los sujetos interiorizan voluntariamente las conductas de integraci&oacute;n-exclusi&oacute;n, que reciben de los mass media para su enajenaci&oacute;n y alienaci&oacute;n (ver Hardt y Negri, 2002).</p> <p class="texte" dir="ltr">En las sociedades actuales el n&uacute;cleo de atenci&oacute;n es la productividad de la reproducci&oacute;n social, es decir, los valores, los afectos, los devenires, las relaciones sociales, etc. (Deleuze y Guattari, citados en Hard y Negri, 2002:42), y tiene que ver, por supuesto, con la producci&oacute;n intelectual, inmaterial y comunicativa, que incluye los an&aacute;lisis simb&oacute;licos y la manipulaci&oacute;n de los afectos, todo lo cual corresponde ya a una &ldquo;nueva etapa de la acumulaci&oacute;n capitalista de valor, que est&aacute; en el coraz&oacute;n mismo del mecanismo de explotaci&oacute;n (y que lleva por necesidad) a analizar la dimensi&oacute;n inmediatamente social y comunicativa del trabajo real de la sociedad capitalista contempor&aacute;nea y, por lo tanto plantea insistentemente el problema de las nuevas figuras de la subjetividad, tanto en lo referente a su explotaci&oacute;n, como a su potencial revolucionario&rdquo; (Hardt y Negri, 2002: 45).</p> <p class="texte" dir="ltr">Pero, no se trata, l&oacute;gicamente, de atender s&oacute;lo los aspectos incorp&oacute;reos de las nuevas pr&aacute;cticas laborales de la sociedad biopol&iacute;tica, puesto que &ldquo;la productividad de los cuerpos y el valor del afecto son absolutamente esenciales&rdquo; (Hardt y Negri, ibid, p.&nbsp;45), sino de &ldquo;descender a la jungla de las determinaciones productivas y conflictivas que nos ofrece el cuerpo biopol&iacute;tico colectivo&nbsp;(&hellip;), que llega a convertirse en estructura&hellip;, llega a hacerse lenguaje (en virtud de) que est&aacute; compuesto de una multitud de cuerpos singulares y determinados que procuran relacionarse entre s&iacute;. Este cuerpo es pues producci&oacute;n y reproducci&oacute;n, estructura y superestructura&hellip;, y es pol&iacute;tica en el sentido m&aacute;s apropiado&rdquo; (Hardt y Negri, 2002:45)</p> <p class="texte" dir="ltr">En consecuencia, si en la actualidad el dominio del gran capital se ejerce a trav&eacute;s de un paradigma biopol&iacute;tico, resulta muy preocupante para todos los pa&iacute;ses, pero en especial para el nuestro, que las grandes empresas mineras, automotrices, comerciales, energ&eacute;ticas, ganaderas, etc., disfruten no s&oacute;lo de permiso, sino de protecci&oacute;n oficial para instalar sus &ldquo;proyectos de muerte&rdquo; en territorio de los pueblos originarios, a quienes impunemente est&aacute;n despojando de sus recursos naturales, de sus mantos acu&iacute;feros, de su flora, de su fauna, de sus r&iacute;os y de todo cuanto existe en el h&aacute;bitat de ellos, reestructurando, como bien observa Beck (2008) a la poblaci&oacute;n entera, &nbsp;redistribuyendo su fuerza laboral y, en la mayor&iacute;a de los casos, organizando los sectores de la producci&oacute;n local y nacional Beck (2008).</p> <p class="texte" dir="ltr">Este hecho, que en s&iacute; mismo es grave para la econom&iacute;a nacional y para la ecolog&iacute;a, se torna a&uacute;n m&aacute;s peligroso frente al hecho de que esas mismas empresas producen no s&oacute;lo mercanc&iacute;as, sino tambi&eacute;n nuevas subjetividades, esto es, necesidades diferentes, relaciones sociales distintas, cuerpos y mentes estrictamente amoldados a sus intereses, y otros efectos m&aacute;s que vienen a abonar nuestra hip&oacute;tesis de investigaci&oacute;n inicial, la cual justamente consiste en suponer que al seno de estas grandes empresas &ndash;la mayor&iacute;a de ellas instalada en los llamados corredores y parques industriales del territorio Poblano&ndash; prevalecen una subjetividad y una inter-subjetividad que se antojan hegem&oacute;nicas, dado que por el largo tiempo que llevan instaladas en la regi&oacute;n, han logrado ya interiorizar en el cerebro de sus trabajadores &ndash;en t&eacute;rminos reales o supuestos&ndash; la filosof&iacute;a del desempe&ntilde;o competitivo mediante la auto-motivaci&oacute;n, la eficiencia, la precisi&oacute;n de sus movimientos, la alta productividad, el Just in Time &ndash;famoso lema toyotista que lo resume todo&ndash; y en particular el complejo fen&oacute;meno de la identidad del trabajador con la firma que lo emplea; de aqu&iacute; que pensemos &ndash;quiz&aacute; un poco a la ligera, o m&aacute;s cerca de lo mec&aacute;nico&ndash; que esa nueva subjetividad e intersubjetividad se extienden al resto de la sociedad casi de manera autom&aacute;tica.</p> <p class="texte" dir="ltr">Sin embargo, adelantamos que esto no es del todo cierto porque bast&oacute; que realiz&aacute;ramos una docena de pl&aacute;ticas y/o entrevistas con pobladores de algunas Juntas Auxiliares y de Municipios conurbados a la capital del estado (en los cuales reside o vive una gran cantidad de obreros, t&eacute;cnicos y personal administrativo que se emplean en empresas como VolksWagen, Hylsa, Bimbo y &uacute;ltimamente Audi, etc.), para que nos di&eacute;ramos cuenta de que est&aacute;bamos cometiendo un error de conjetura, por llamarlo as&iacute;.</p> <p class="texte" dir="ltr">De todas maneras, procede que veamos esto por partes, sin olvidar que &nbsp;cada etapa del capitalismo tiene sus particularidades, y que el desarrollo del mismo nunca se presenta de forma un&aacute;nime o pura, sino de manera desigual y combinada &ndash;como dijera el cl&aacute;sico marxista&ndash;, lo que quiere decir que tambi&eacute;n la subjetividad que le subyace a cada momento hist&oacute;rico es tambi&eacute;n del mismo signo, es decir: desigual y combinada, aunque, bien vale la pena recordar que ya Foucault se&ntilde;al&oacute; que el inter&eacute;s sobre el cuerpo, como objeto y como blanco de poder existi&oacute; desde la llamada edad cl&aacute;sica, poniendo enorme atenci&oacute;n &ldquo;al cuerpo que se manipula, al que se da forma, que se educa, que obedece, que responde, que se vuelve h&aacute;bil o cuyas fuerzas se multiplican&rdquo; (Foucault, 2000: 140).</p> <p class="texte" dir="ltr">Aquellos esquemas, denominados <em>de docilidad</em>, se&ntilde;alaban que &ldquo;es d&oacute;cil un cuerpo que puede ser sometido, que puede ser utilizado, que puede ser transformado y perfeccionado&hellip; (Por ello), el cuerpo constituye el objeto de intereses tan imperiosos y tan apremiantes; y es la raz&oacute;n por la cual el mismo queda prendido en el interior de poderes muy ce&ntilde;idos, que le imponen coacciones, interdicciones u obligaciones&rdquo; (Foucault, 2000: 140), &nbsp;en cualquiera de las sociedades.</p> <p class="texte" dir="ltr">Indica Foucault que a esas t&eacute;cnicas se a&ntilde;adi&oacute; la <em>escala del control</em>, que no trata del cuerpo en masa, sino de sus partes, &ldquo;de asegurar presas a nivel mismo de la mec&aacute;nica: movimientos, gestos, actitudes, rapidez, poder infinitesimal sobre el cuerpo activo&rdquo; (Ibid, 140). El objeto del control es ahora la econom&iacute;a, la eficacia de los movimientos, su organizaci&oacute;n interna; la coacci&oacute;n sobre las fuerzas, m&aacute;s que sobre los signos&hellip;&nbsp;(...). A estos m&eacute;todos que permiten el control minucioso de las operaciones del cuerpo, que garantizan la sujeci&oacute;n constante de sus fuerzas y les imponen una relaci&oacute;n de docilidad-utilidad, es a lo que se le puede llamar las &lsquo;disciplinas&rsquo;. Muchos procedimientos disciplinarios exist&iacute;an desde largo tiempo atr&aacute;s, en los conventos, en los ej&eacute;rcitos, tambi&eacute;n en los talleres. Pero las disciplinas han llegado a ser en el transcurso de los siglos XVII y XVIII unas f&oacute;rmulas generales de dominaci&oacute;n&rdquo; (ibid, p. 141), distintas a las de la esclavitud, de la domesticidad, del vasallaje y del ascetismo.</p> <h1 dir="ltr" id="heading2">2. Un poco de historia para M&eacute;xico</h1> <p class="texte" dir="ltr">Retomando nuestra idea de que la psicolog&iacute;a de los obreros mexicanos se ha expresado y, en gran medida, se ha modificado tambi&eacute;n seg&uacute;n el modelo econ&oacute;mico en boga y sus respectivas bases filos&oacute;ficas, podemos afirmar que en el per&iacute;odo que va de 1950 a 1982 denominado Sustituci&oacute;n de Importaciones (Guill&eacute;n Romo, 2005: 15), bajo el esquema de una econom&iacute;a mixta regulada por el Estado Mexicano, se inculc&oacute; a los trabajadores una ideolog&iacute;a nacionalista y un exacerbado sentimiento hacia la patria, que mediante mensajes conciliatorios, de unidad y de identidad nacional: en el sentido de que el Estado Mexicano est&aacute; por encima de las clases sociales y de que su funci&oacute;n es servir a todos los mexicanos por parejo (cuesti&oacute;n que suponemos se ejerci&oacute; tambi&eacute;n en cada empresa), se esperaba que, sentimental y actitudinalmente, desembocara en una f&eacute;rrea e incuestionable unidad nacional, e incluso, m&aacute;s all&aacute; de eso, una fuerte identificaci&oacute;n de las masas trabajadoras mexicanas con los gobiernos en turno.</p> <p class="texte" dir="ltr">Si bien, mediante el corporativismo de los sectores obrero, campesino y popular, poco falt&oacute; para que el Estado lograra este objetivo, puede decirse que en realidad su estrategia fracas&oacute;, &nbsp;porque los efectos fueron muy otros a los que esperaba el poder, pues los obreros de las industrias el&eacute;ctrica, ferrocarrilera y del petr&oacute;leo; los telefonistas, los telegrafistas, los maestros, los m&eacute;dicos y otros muchos trabajadores, en particular durante la segunda mitad de los a&ntilde;os cincuenta, nunca perdieron claridad acerca de lo distinto que eran los intereses de sus patrones (incluido el gobierno) a los de ellos, y para bien de su potencial de protesta, conservaron siempre un alto grado de auto-identidad y de conciencia en torno a la relaci&oacute;n capital-trabajo que prevalec&iacute;a en el sistema, sin perder de vista que la empresa o la f&aacute;brica donde laboraban no era, en efecto, propiedad de ellos, en parte porque la filosof&iacute;a toyotista a&uacute;n no sentaba sus reales en M&eacute;xico, y en parte tambi&eacute;n porque, teniendo conciencia de clase (que es ya una subjetividad muy importante), sab&iacute;an que mediante una &ldquo;organizaci&oacute;n para s&iacute;&rdquo;, &nbsp;es decir, un sindicato, un comit&eacute; de f&aacute;brica, un movimiento, etc., pod&iacute;an arrancarle prestaciones colectivas, e inclusive reivindicar espacios de poder.</p> <p class="texte" dir="ltr">En aquel per&iacute;odo de la postrevoluci&oacute;n pod&iacute;a hablarse, en consecuencia, de empresa p&uacute;blica, de bienes nacionales, de Estado Benefactor y de conciencia de clase, entre otras cosas, y la misma econom&iacute;a, gracias al empuje de la productividad obrera, &nbsp;pudo crecer &nbsp;de manera sostenida, durante 25 a&ntilde;os consecutivos, a niveles tan altos que le mereci&oacute; el reconocimiento y calificaci&oacute;n internacional de &ldquo;<em>el milagro mexicano</em>&rdquo;, logro que sin duda se debi&oacute; al desempe&ntilde;o no de la minor&iacute;a protestante y contestaria, sino del llamado &ldquo;sector organizado&rdquo;, receptor pasivo de la ideolog&iacute;a oficial, o dicho en t&eacute;rminos de nuestro tema: el cuerpo masa por excelencia que fue disciplinado por el capital, y sometido, por tanto, al esquema de relaci&oacute;n docilidad-utilidad.</p> <p class="texte" dir="ltr">Lo que vino despu&eacute;s &ndash;que ahora lo veremos&ndash; a partir de las derrotas de los movimientos de finales de los a&ntilde;os cincuenta, el estudiantil de 1968 y el de la Tendencia Democr&aacute;tica de los electricistas en 1976, fue un conjunto de rebeld&iacute;as sociales muy variadas que expresaron las llamadas micro-identidades: feministas, ecologistas, ind&iacute;genas, etc., y tambi&eacute;n los ciudadanos en las urnas en 1988 y 1966; todos ellos portadores de una subjetividad pol&iacute;tica alternatriva.</p> <blockquote> <h1 dir="ltr" id="heading3">3. El tr&aacute;nsito a una nueva etapa del capitalismo</h1> <p class="citation" dir="ltr">El tr&aacute;nsito de la primera modernidad (definida por unas pautas de vida colectivas, el pleno empleo, el Estado nacional y asistencial, una naturaleza amordazada y explotada) a la segunda modernidad definida por las crisis ecol&oacute;gicas, el trabajo remunerado en retroceso, la individualizaci&oacute;n, la globalizaci&oacute;n y la revoluci&oacute;n sexual) resulta problem&aacute;tico por partida doble&hellip; (Beck Ulrichv)</p> </blockquote> <p class="texte" dir="ltr">Con el paso de los a&ntilde;os el modelo de desarrollo econ&oacute;mico cambi&oacute; y consecuentemente las bases ideol&oacute;gicas que lo sustentaban, o lo sustentan a&uacute;n, sufrieron modificaciones radicales, empezando, en primer t&eacute;rmino, por la pol&iacute;tica econ&oacute;mica, que puso en el centro de su planteamiento al libre mercado, como tambi&eacute;n a la pseudofilosof&iacute;a del individualismo (que por lo dem&aacute;s le es inherente), exentos ambos de intervenciones o de conductas reguladoras por parte del Estado, y en segundo t&eacute;rmino, cambios que se debieron a la creciente presencia de la grandes empresas en territorio nacional, las mismas que inculcando los principios del toyotismo, se propusieron sembrar nuevas estructuras subjetivas entre sus trabajadores.</p> <p class="texte" dir="ltr">Vale la pena aclarar que esa nueva realidad ha sido posible merced a &ldquo;la apertura de las fronteras pol&iacute;ticas y de liberalizaci&oacute;n que (ha) permitido que la actividad econ&oacute;mica se despliegue en el mundo entero.&rdquo; (Guill&eacute;n, R., 2005: 26), globalizaci&oacute;n que, de acuerdo con Lewitt, se refiere espec&iacute;ficamente a &ldquo;la gesti&oacute;n sobre una base mundial de las empresas multinacionales y su capacidad para implantarse en cualquier parte del mundo y vender sus productos&hellip;&rdquo; (Lewitt, citado en Guill&eacute;n R., 2005: 27); pero, no s&oacute;lo eso, sino tambi&eacute;n, de universalizar un modelo de consumo capitalista (Guill&eacute;n R., 2005:31).</p> <p class="texte" dir="ltr">M&aacute;s que eso, hoy en d&iacute;a se observa que los flujos globales son de diverso tipo y afectan fronteras, formaciones jur&iacute;dicas, gobiernos, comunicaciones, cultura, estilos de producci&oacute;n, de vida y modos de ser de todos los habitantes del planeta (ver Ianni, 2002). Como nuevas subjetividades no se ubican &uacute;nicamente al seno de las grandes corporaciones como producto de la filosof&iacute;a toyotista.</p> <p class="texte" dir="ltr">Para entendernos mejor y entre par&eacute;ntesis, aclaremos que el toyotismo es un sistema integral de la producci&oacute;n capitalista que desde el punto de vista de la gesti&oacute;n empresarial y de los aspectos t&eacute;cnicos supera con mucho a los modelos que le antecedieron, esto es, al fordismo y al taylorismo; as&iacute;, por ejemplo, la productividad la eleva en virtud de que aplica los principios de la flexibilidad, la automatizaci&oacute;n o rob&oacute;tica, una gesti&oacute;n distinta y una organizaci&oacute;n del trabajo denominada just in time; tiene como rasgo caracter&iacute;stico el trabajar bajo la idea de los famosos &ldquo;cinco ceros&rdquo;, que se refieren a:&nbsp;cero errores, cero aver&iacute;as, cero demoras, cero papeleo y cero existencias; cuestiones en las cuales est&aacute; involucrado, de manera inevitable, el trabajador, previa y debidamente capacitado como obrero polivalente o multifuncional, aunque su educaci&oacute;n continua no s&oacute;lo sea para &eacute;l como individuo, sino como miembro de un equipo en el proceso &nbsp;de trabajo.</p> <p class="texte" dir="ltr">Por cierto, en este modelo toyotista, los equipos de trabajo suelen competir entre s&iacute; con propuestas o ideas para disminuir los costos y mejorar la productividad de la empresa, forma cuyo fondo es amoldarlos mentalmente a los intereses no de ellos, sino de la misma empresa. Pero, por si acaso fuera insuficiente este procedimiento, la empresa &ndash;por lo menos en el modelo japon&eacute;s original&ndash; aprieta la pinza por el lado de la organizaci&oacute;n sindical, que est&aacute; bajo el control absoluto de la propia empresa &ndash;algo muy parecido a lo que acontece en M&eacute;xico con los sindicatos blancos y charros.</p> <p class="texte" dir="ltr">Importa retener estos datos porque esta nueva etapa a la que nos referimos se caracteriza ya por una econom&iacute;a globalizada, en la que los Estados Naci&oacute;n, junto con su ideolog&iacute;a nacionalista vinieron simplemente a menos, y hoy en d&iacute;a, en esas grandes empresa es pr&aacute;cticamente imposible que los trabajadores hablen o construyan la auto-identificaci&oacute;n seg&uacute;n la concepci&oacute;n marxista cl&aacute;sica, pues frente a ellos est&aacute; el discurso abrumador y apabullante del empresariado moderno, que inculca la creencia de que la empresa les pertenece tambi&eacute;n a ellos, y por consiguiente les impide, mentalmente hablando, la construcci&oacute;n de una auto-identificaci&oacute;n de clase. De este modo, un empleado puede decir con mucho orgullo &ndash;y de hecho se escucha con frecuencia&ndash; &ldquo;nosotros ofrecemos estos o aquellos servicios&rdquo;, o bien: &ldquo;d&iacute;game qu&eacute; es lo que m&aacute;s le agrada de mi empresa&rdquo;, cuando en realidad, no le pertenece al empleado que est&aacute; aplicando la encuesta, sino a otros que, en muchos de los casos ni siquiera viven en nuestro pa&iacute;s.</p> <p class="texte" dir="ltr">Empero, las cosas se dan as&iacute; en la realidad del neocapitalismo, y tal como apunta Byung-Chul Han (2014): &ldquo;el neoliberalismo, como una forma de mutaci&oacute;n del capitalismo, convierte al trabajador en empresario. El neoliberalismo, y no la revoluci&oacute;n comunista, elimina la clase trabajadora sometida a la explotaci&oacute;n ajena. Hoy cada uno es un trabajador que se explota a s&iacute; mismo en su propia empresa. Cada uno es amo y esclavo en una persona. Tambi&eacute;n la lucha de clases se transforma en una lucha interna consigo mismo&rdquo; (Byung-Chul, 2014: 9)</p> <p class="texte" dir="ltr">Nosotros hemos preguntado a obreros de una de las automotrices instaladas en esta ciudad, qu&eacute; tanto esa subjetividad introyectada por la empresa en sus cerebros, consistente en cero errores en la producci&oacute;n, cero demoras, cero aver&iacute;as y cero existencias innecesarias, que implican todo una psicolog&iacute;a de autocontrol, la hacen extensiva a sus respectivos hogares.</p> <p class="texte" dir="ltr">La respuesta, grosso modo, es que son dos mundos completamente diferentes que no deben ser confundidos, ni confundir a la gente, porque una cosa es &ldquo;la empresa que te da trabajo y de comer, y que tiene sus reglas muy estrictas para que hagas las cosas conforme lo quiere ella, y otra es tu familia y tus amigos, donde te sientes con libertad&rdquo; (Entrevista al Sr. Romano, ex empleado de la empresa automotriz Volsks Wagen).</p> <p class="texte" dir="ltr">&ldquo;Yo ya estoy jubilado y aqu&iacute; donde vivo, en mi querido pueblo, me siento muy a gusto; tengo otros problemas, s&iacute;, como todo mundo los tiene, pero de la disciplina que ten&iacute;amos en la empresa, ya ni me acuerdo&rdquo;.</p> <p class="texte" dir="ltr">Las preguntas no se hacen esperar y la primera a hacerse es si la subjetividad que vive fuera de la f&aacute;brica &iquest;es entonces otra, diferente?, &iquest;No se hace extensible a la sociedad?. Analicemos un poco este asunto.</p> <h1 dir="ltr" id="heading4">4. Nuevas y Viejas Subjetividades</h1> <p class="texte" dir="ltr">Pues bien, en materia de subjetividad, habr&aacute; que recordar que, en especial la que se refiere a la construida en y desde los pueblos de origen, para todas las personas sigue siendo importante el mantener su identidad con el terru&ntilde;o, con sus costumbres y con sus creencias, y en algunos casos con su idioma original y con las m&aacute;s diversas pr&aacute;cticas propias que realizan en la vida cotidiana; lo que en otras palabras significa que tambi&eacute;n es importante para ellas mantener cierta distancia del mundo urbano-industrial y de la cultura que lo caracteriza, a pesar de que, a decir verdad, paulatinamente van utilizando, asimilando y entrelazando con sus maneras de ser, las tecnolog&iacute;as de la comunicaci&oacute;n modernas: la internet, el celular, etc., y otros artefactos, consumos y modas propias del capitalismo postmoderno.</p> <p class="texte" dir="ltr">Este fen&oacute;meno nos indica, en todo caso, que en la perspectiva de la subjetividad, tanto el mundo rural, como el urbano-industrial son grandes espacios o lugares de identidad muy distintos uno del otro, y que cada uno se constituye, a su vez, por sub-identidades particulares o espec&iacute;ficas, dando la impresi&oacute;n de que se trata &ndash;y m&aacute;s que impresi&oacute;n esa es la realidad&ndash; de multi-subjetividades, que no obstante los matices que las distinguen, en ocasiones dan paso a la construcci&oacute;n de una poderosa intersubjetividad entre los distintos pueblos y comunidades que llegan a ser afectados severamente por alguna decisi&oacute;n aberrante del gobierno o del gran capital, como es el caso espec&iacute;fico de los varios mega-proyectos que, desde las altas esferas del poder federal y estatal, han intentado imponer en los &uacute;ltimos a&ntilde;os.</p> <p class="texte" dir="ltr">Nos referimos, entre otros, al Plan Puebla-Panam&aacute;, impulsado desde el gobierno de Melquiades Morales y frustrado por la resistencia popular de los municipios de Tepeaca, Tecamachalco, Mixtla y otros; nos referimos tambi&eacute;n al proyecto o gasoducto interestatal Morelos que, a pesar de su puesta en marcha con vigilancia militar y policiaca, ha generado subjetividades intercomunitarias y acciones de resistencia por parte de &nbsp;los afectados, y, finalmente, nos referimos, de igual modo, a los denominados <em>proyectos de muerte</em> que est&aacute;n echando a andar, entre otras, las empresas mineras, refresqueras y la Comisi&oacute;n Federal de Electricidad a lo largo y ancho del territorio poblano, pero que por los da&ntilde;os que est&aacute;n provocando y van a seguir generando a la naturaleza, a la ecolog&iacute;a y a los modos de ser de los pobladores, &eacute;stos han tomado ya la iniciativa de organizarse y convocarse a reuni&oacute;n en sendas asambleas para frenar esas irracionales medidas del gobierno y del gran capital.</p> <p class="texte" dir="ltr">Cabe afirmar que en todos estos casos lo relevante para nuestro tema es que la motivaci&oacute;n de sus acciones yace en la profunda identidad que todos los habitantes de estos pueblos tienen con sus respectivos recursos naturales (r&iacute;os, monta&ntilde;as, especies, etc.), pero, sobre todo, con sus estilos de vida y de trabajo y con los patrones de cultura que tradicionalmente han observado, y que tienen mucho parecido, por cierto, con lo que acontece en la Delegaci&oacute;n Xochimilco de LA Ciudad de M&eacute;xico, donde, seg&uacute;n el estudio de Canabal (1997), &ldquo;la identidad del pueblo, hoy rodeado por la urbe, se ha recreado manteniendo elementos originales y tradicionales, vincul&aacute;ndolos en nuevo contexto, lo que ha permitido resistir y mantenerse como colectivo social&rdquo; (Canabal, 1997, citado en Santos, 2000: 423). &nbsp;</p> <p class="texte" dir="ltr">Y en efecto, dentro de la misma t&oacute;nica, en Puebla encontramos algo similar cuando, a la altura de las seis cuarenta de la tarde, en la Junta Auxiliar San Miguel Canoa, conversamos con los trabajadores que se bajan del cami&oacute;n que lo ha transportado desde la planta automotriz VolksWagen a ese su lugar de origen. Lo que ellos expresan es un racimo de m&uacute;ltiples deseos, afectos, sentimientos, intenciones y actitudes que nada tienen que ver con las conductas disciplinarias que observan al interior de la corporaci&oacute;n, ni, por tanto, con la nueva cultura del mundo urbano-industrial, o post industrial, sino m&aacute;s bien, y sustantivamente hablando, con las costumbres y estilos de vida propios de sus espacios de origen, donde, merced al tiempo, existe ya una cultura bastante bien sedimentada, que ellos han aprendido y asimilado de manera profunda, que dista mucho de parecerse a la subjetividad que promueve la armadora automotriz en su interior, y que, a diferencia de &eacute;sta, les da felicidad.</p> <p class="texte" dir="ltr">A la pregunta de qu&eacute; es lo que normalmente hace cuando regresa de su trabajo, la mayor&iacute;a responde que &ldquo;comer calientito, con la salsa y las tortillas que se hacen en casa&rdquo;; tambi&eacute;n algunos afirman que llevan a cabo faenas t&iacute;picamente agr&iacute;colas (con libertad y sin capataces de por medio); que interact&uacute;an con los suyos y que se informan de lo que pas&oacute; en el pueblo mientras estuvieron cubriendo su turno en la empresa, y que todo eso hace que se sientan a gusto, seguros y felices; descansan y se alistan para irse a trabajar muy temprano, al siguiente d&iacute;a.</p> <p class="texte" dir="ltr">Mediante observaci&oacute;n in situ, nosotros constatamos que muchos de los trabajadores de industria, junto con todos los que integran a su familia, siguen cultivando su tierra de peque&ntilde;as parcelas; y en el traspatio de sus casas poseen animales dom&eacute;sticos (gallinas, chivos, cerdos, etc.), que utilizan como apoyo para su alimentaci&oacute;n.</p> <p class="texte" dir="ltr">Cabe destacar, de igual modo que, estas formas de trabajo organizan de determinada manera a la familia, pero tambi&eacute;n, por supuesto, el hecho de que el padre o los hijos mayores trabajen en la industria y aporten un ingreso permanente, no impide que ambas formas incidan en el nucleamiento de la familia y en el tipo de relaciones que &eacute;sta mantiene con toda la comunidad, que pese a todo sigue siendo la m&aacute;s poderosa fuente de identidad.</p> <p class="texte" dir="ltr">En cuanto a este sentido de pertenencia a la comunidad, hay, por lo menos en las Juntas Auxiliares de San Francisco Totimehuac&aacute;n y San Miguel Canoa, dos consignas que alimentan a aqu&eacute;l; la primera data de 1962, fecha en que el gobierno estatal tom&oacute; la decisi&oacute;n de retirarles la categor&iacute;a de Municipio Libre y convertirlas en Juntas Auxiliares del Municipio de Puebla, Pue., consistiendo entonces su viejo prop&oacute;sito en recuperar el estatus de Municipio, con presupuesto propio y con autoridades propias tambi&eacute;n. La segunda consigna tiene que ver con un hecho m&aacute;s reciente que consiste en que, nuevamente el gobierno estatal decide retirar de las Juntas Auxiliares el Juzgado de Registro Civil y centralizarlo en el Municipio de Puebla, Pue., asunto que, como es de suponerse, ha provocado todo un movimiento para recuperar su registro civil.</p> <h1 dir="ltr" id="heading5">5. Conclusiones</h1> <p class="texte" dir="ltr">Basados en los relatos y discursos de los empleados que entrevistamos, podemos asegurar que la nueva subjetividad, al estilo del toyotismo que se inculca en las empresas automotrices postmodernas de Puebla, no parece provocar ni entusiasmo, ni expectativas para mejorar su bienestar o su felicidad, y mucho menos de la &ldquo;libertad&rdquo; de la que disfrutan, que es un elemento esencial de la relaci&oacute;n que mantiene cada uno de ellos con su respectiva familia y con los amigos, donde incluso, algunos de ellos son jefes, l&iacute;deres o referentes de poder.</p> <p class="texte" dir="ltr">La nueva cultura laboral o psicolog&iacute;a de la des-identidad, o incluso anti-identidad de clase que reciben en la empresa en ellos no tienen tanto &eacute;xito o eco, como tal vez lo tenga en mayor medida entre los trabajadores de la empresa que viven en la ciudad, y que materialmente no pueden combinar vidas rurales &ndash;como s&iacute; lo hacen nuestros entrevistados&ndash;, con las urbanas o citadinas que ofrece y otorga a nivel de &ldquo;prestaciones&rdquo; la empresa automotriz.</p> <p class="texte" dir="ltr">Los entrevistados saben que mientas est&aacute;n f&iacute;sicamente en su pueblo, su cuerpo y su mente les pertenece; no son objeto de control de nadie, y, por el contrario, sienten, viven y ejercen la libertad de producir, con sus viejos esquemas, lo que la tradici&oacute;n del pueblo les ha ense&ntilde;ado; con lo cual, para regocijo de los psicoanalistas, compensan la rigidez de las normas de producci&oacute;n de la empresa &ndash;as&iacute; denominada por ellos&ndash;, la inflexibilidad de los horarios; los movimientos precisos y rob&oacute;ticos que cumplen en el proceso de producci&oacute;n, y, desde luego &ndash;infaltable esto&ndash;, las relaciones de subordinaci&oacute;n a las que est&aacute;n sometidos como representantes del trabajo hacia el capital. Otra cosa es su subjetividad rebelde, de inconformidad y de alternativa para mejorar su condici&oacute;n de clase, o incluso para cambiar el mundo a su favor.</p> <p class="bibliographie" dir="ltr">Beck, U., (2008); &iquest;Qu&eacute; es la globalizaci&oacute;n?, Espa&ntilde;a: Ed. Paid&oacute;s.</p> <p class="bibliographie" dir="ltr">Byung-Chul Han (2014); Psicopol&iacute;tica, neoliberalismo y nuevs t&eacute;cnicas de poder; Barcelona, Espa&ntilde;a; Ed. Herder.</p> <p class="bibliographie" dir="ltr">Canabal (1997), citado en Santos (2000), Identidad, cultura y desarrollo rural en espacios de articulaci&oacute;n campo-ciudad, en el marco de la nueva ruralidad.</p> <p class="bibliographie" dir="ltr">C&oacute;rdova, A.; (1979); La Pol&iacute;tica de masas y el futuro de la izquierda en M&eacute;xico; M&eacute;xico, Ed. ERA.</p> <p class="bibliographie" dir="ltr">Foucault, M., (2000); Vigilar y Castigar, hacinamiento de la prisi&oacute;n: M&eacute;xico; Ed.Siglo XXI.</p> <p class="bibliographie" dir="ltr">Guill&eacute;n Romo, H., (2005); M&eacute;xico frente a la mundializaci&oacute;n neoliberal; M&eacute;xico; Ed. ERA.</p> <p class="bibliographie" dir="ltr">Hardt. M., y Negri, A., (2002); Imperio; Argentina, Ed. Paid&oacute;s.</p> <p class="bibliographie" dir="ltr">Ianni, O., (2002); Teor&iacute;as de la globalizaci&oacute;n; M&eacute;xico; Ed.Siglo XXI, UNAM.</p> <p class="bibliographie" dir="ltr">Schvarstein Leopold, L., (coords), (2005), Buenos Aires, Ed. Paid&oacute;s.</p>