<p style="text-align:justify"><span style="font-size:12pt"><span new="" roman="" style="font-family:" times=""><i><span style="color:black">Cuartos para gente sola</span></i><span style="color:black"> (1999) de Juan Manuel Serv&iacute;n au torretrata un &ldquo;yo&rdquo;desgarrado por la monoton&iacute;a de la supervivencia en la periferia de la ciudad de M&eacute;xico donde el </span>tiempo de la fragilidad es un tiempo sin futuro. Una noche, en un terreno bald&iacute;o, el protagonista, atra&iacute;do por la magnitud de unas atractivas apuestas, acepta pelearse con un perro. Dicho afrontamiento va a acelerar el principio de su ca&iacute;da en esa noche animal y lo va a propulsar hacia la descivilizaci&oacute;n de la ciudad contempor&aacute;nea habitada por figuras del desencanto y de la ex-pulsi&oacute;n. La brutalidad de las relaciones se ensancha conforme va disminuyendo el espacio humanista simbolizado, en cierto modo, por los cuartos impregnados de melancol&iacute;a y de sordidez en el edificio donde el protagonista renta uno de ellos. Vivir en la territorialidad descalificada del espacio p&uacute;blico y privado, en la desnudez de la existencia, estar presente en el mundo pero sin poder agarrarse a &eacute;l, instigan a sus usuarios, para existir, a desplazar y a superar sus propios l&iacute;mites; y para volver a respirar, a transgredir y decaer. N<span style="color:black">os proponemos analizar los cuerpos de la precariedad en esta narraci&oacute;n de J. M. Serv&iacute;n, ver c&oacute;mo la explotaci&oacute;n, la resemantizaci&oacute;n y la subversi&oacute;n continua de algunos c&oacute;digos de la cl&aacute;sica novela policial y de la novela negra sirven para describir tanto la miseria urbana del siglo XXI como sus disyunciones, sus fisuras, sus excesos, y examinar de qu&eacute; manera la alteraci&oacute;n de los tratamientos de un g&eacute;nero literario dice el descentramiento de los personajes.</span></span></span></p> <p style="text-align:justify">&nbsp;</p>