<p>Los resultados electorales del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) en las primeras elecciones generales democráticas en España en 1977, tras la dictadura militar del general Franco, fueron mucho mejores de lo esperado. En este artículo analizamos cuáles fueron los posibles factores que explican este resultado electoral, especialmente en el factor del discurso y memoria colectiva de la guerra civil que, 40 años después de acabada la misma, afloraba y determinaba dicho resultado electoral.<br />
Esta afirmación la basamos en dos hechos relevantes y perfectamente demostrables: por un lado, estudiamos la implantación territorial de las organizaciones socialistas PSOE y Unión General de Trabajadores (UGT) y la comparamos con la del resto de partidos y sindicatos de izquierdas al producirse el golpe de estado. Por otro, comparamos los resultados electorales de las últimas elecciones generales en 1936 del PSOE con los<br />
resultados electorales de las elecciones generales de 1977 tras recuperarse las libertades y legalizarse los partidos políticos.<br />
Tras la derrota en la guerra del gobierno legítimo de la II República, las Ejecutivas del PSOE y la UGT salieron al exilio partidas por la mitad, produciéndose la escisión y la existencia de dos partidos y dos sindicatos, dualidades que se mantuvieron activas hasta finales de la década de los 40 del pasado S. XX.<br />
Durante esos 40 años de exilio, sobre todo a partir de los años 50 tras la caída de 6 ejecutivas del PSOE en el interior, desarticuladas por la policía franquista y con distinta suerte para sus integrantes, los dirigentes del partido decidieron abandonar la lucha en el interior y dejaron todo el espacio a la estrategia del Partido Comunista. Esta estrategia consistía en formar parte de los sindicatos franquistas (Sindicato vertical) y desde ahí<br />
intentar la mejora de las condiciones de la clase trabajadora, circunstancia que provocó aquel lema extendido por los comunistas: “los socialistas llevan 40 años de vacaciones”, refiriéndose a los años en los que se mantuvieron las estructuras del partido y del sindicato en el exilio.<br />
La situación en la que el Partido Socialista Obrero Español llegaba a las elecciones generales de 1977 no auguraba el resultado que finalmente se dio. Una organización que apenas contaba con poco más de 50.000 mil afiliados antes de las elecciones (Martín, 2009), tuvo un resultado electoral de 118 diputados con más de 5,3 millones de votantes frente a los 20 diputados con algo menos de 2 millones de votos del Partido Comunista de España (PCE) de Santiago Carrillo, y los 6 diputados del Partido Socialista Popular (PSP), con más de 800.000 votos de Enrique Tierno Galván. Las elecciones las ganó la coalición de partidos Unión de Centro Democrático (UCD) de Adolfo Suárez con 165 diputados y poco más de 6,3 millones de votos (Ministerio del Interior, 1977).<br />
El PSOE en 1977 era un partido político que, atendiendo a su afiliación e implantación territorial, se podría decir que padecía anemia -apenas 50.000 afiliados y 1.400 agrupaciones-. La comparativa con el resto de partidos políticos europeos en número de afiliados y el porcentaje de votos obtenidos por el resto de partidos socialistas o socialdemócratas así lo demuestra. El PSD alemán obtiene un 42% de los votos en las elecciones generales con 1 millón de afiliados, el PSF francés que obtiene 21% de apoyos electorales con 200.000 afiliados o el PSP portugués que con un 29% de apoyo electoral contaba con 75.000 afiliados (Tezanos, 1981). El PSOE, con 51.500 afiliados, obtuvo prácticamente el 30% de apoyo electoral, cifras que no se corresponden con el resto de partidos hermanos.<br />
Los factores de este éxito electoral son varios. El Partido Socialista se presenta como un partido moderno, renovado y en sintonía con los grandes partidos de la socialdemocracia europea que tenía como objetivo recuperar la libertad en el país: “Socialismo es libertad” y “La libertad está en tu mano” eran los lemas de los carteles electorales del PSOE para esas elecciones. También era el único partido que presentaba a un candidato, Felipe González, que no había formado parte de la guerra civil ni de la estructura franquista del país.<br />
Estos dos factores, modernidad y apoyo de la comunidad internacional fueron importantes, pero la memoria también jugó un papel relevante en ese éxito electoral.<br />
Solo hay que mirar los datos electorales de 1936, donde el PSOE fue el partido más votado con 99 diputados, un apoyo electoral del 20% y una afiliación en junio de ese mismo año de 59.845 afiliados, con las citadas elecciones de 1977, donde el PSOE fue el segundo partido más votado con 118 diputados y el 29% de apoyo electoral con una afiliación de 51.500 afiliados.</p>