<h1 dir="ltr" id="heading1">Problematizaci&oacute;n y construcci&oacute;n de verdades en contexto</h1> <p class="texte" dir="ltr">Tomando el an&aacute;lisis foucaultiano, la gubernamentalidad implica un conjunto de instituciones, de procedimientos, de an&aacute;lisis, c&aacute;lculos y t&aacute;cticas que tienen como objetivo la poblaci&oacute;n, como forma mayor de saber la econom&iacute;a pol&iacute;tica y como instrumento t&eacute;cnico los dispositivos de seguridad.</p> <p class="texte" dir="ltr">La cuesti&oacute;n es problematizar sobre la constituci&oacute;n del sujeto argentino, es decir, la experiencia de s&iacute;, en la Argentina de estos &uacute;ltimos a&ntilde;os&nbsp;; la de los tipos y estilos de gobiernos que establecemos los argentinos estando los derechos humanos implicados. Es decir, analizar c&oacute;mo se form&oacute; la experiencia de vida en la que est&aacute;n ligadas las relaciones con uno mismo y con los dem&aacute;s cuando los cr&iacute;menes de lesa humanidad, el empleo y el desempleo&nbsp;; la distribuci&oacute;n de la pobreza y la concentraci&oacute;n de la riqueza&nbsp;; las movilizaciones grupales o masivas&nbsp;; la sexualidad reprimida y represora&nbsp;; la precariedad del sistema de salud (entre ellos el de salud mental) y la emergencia de enfermedades supuestamente superadas&nbsp;; la natalidad y la mortalidad materna e infantil&nbsp;; el aumento del delito com&uacute;n y de guante blanco&nbsp;; el aumento de la cantidad de presos y el hacinamiento de los mismos en comisar&iacute;as y penitenciar&iacute;as&nbsp;; la irresponsabilidad del Estado argentino ante la comunidad internacional&nbsp;; la suma de todos estos factores hicieron, no tanto su eclosi&oacute;n y apoteosis en la vida p&uacute;blica, sino m&aacute;s bien, intentaron establecerse como factores cr&oacute;nicos.</p> <p class="texte" dir="ltr">Para ello nos servimos de an&aacute;lisis del estad&iacute;sticas oficiales y de organismos no gubernamentales, conjuntamente con bibliograf&iacute;a acad&eacute;mica pertinente, haciendo espec&iacute;ficas referencias a los hechos que, por su trascendencia, han planteado a la pol&iacute;tica, a la econom&iacute;a, y a la sociedad en general, un problema por resolver o, m&aacute;s bien, la demanda de intervenir en las formas, l&oacute;gicas y objetivos, con que funcionan las instituciones sociales y los valores que se promueven con &eacute;stas. Es por esto que para nosotros, la</p> <blockquote> <p class="citation" dir="ltr">(&hellip;) problematizaci&oacute;n no quiere decir representaci&oacute;n de un objeto preexistente, como as&iacute; tampoco creaci&oacute;n mediante el discurso de un objeto que no existe. Es el conjunto de las pr&aacute;cticas discursivas o no discursivas que hace que algo entre en el juego de lo verdadero y de los falso y lo constituye como objeto para el pensamiento (Foucault, 1999&nbsp;: 371).</p> </blockquote> <p class="texte" dir="ltr">Y fue la violaci&oacute;n a los derechos humanos durante los &acute;70 y principios de los &acute;80, la que constituy&oacute; una seria problematizaci&oacute;n para toda la sociedad argentina. Por lo que entendemos que existe una historia de la verdad en las pasadas y actuales violaciones a los derechos humanos de muchos argentinos, o que cada verdad de alg&uacute;n grupo social, tiene su propia historia, sin excluir ni anular a otras. Las estrategias de las relaciones de fuerza entre los distintos sectores sociales&nbsp;; los tipos de saber que se impusieron unos a otros y a s&iacute; mismos&nbsp;; las t&eacute;cnicas que se desplegaron y el dispositivo que se afianz&oacute;, establecieron una historia de la verdad en la que se analiza y caracteriza la introducci&oacute;n del mercado financiero, el retroceso del Estado de Bienestar, la emergencia de las verdades en t&eacute;rminos de construcci&oacute;n de identidades, de recuperaci&oacute;n de la memoria, la verdad y la justicia, de judicializaci&oacute;n de los delitos de lesa humanidad, y, en un movimiento pol&iacute;tico de los &uacute;ltimos ocho a&ntilde;os, de recuperaci&oacute;n del Estado como entidad reguladora y administradora.</p> <p class="texte" dir="ltr">A nuestro entender la problematizaci&oacute;n comporta la elaboraci&oacute;n de dominar ciertos hechos, ciertas pr&aacute;cticas, ciertos pensamientos&nbsp;; que constituyen la libertad en relaci&oacute;n con lo que se hace. El estado de la situaci&oacute;n social en la Argentina de los &uacute;ltimos 40 a&ntilde;os se puede adjetivar de convulsivo, donde la demanda de libertad no fue ni es s&oacute;lo patrimonio de quienes son gobernados y oprimidos, sino de quienes gobiernan y tambi&eacute;n de aquellos que expresan que la intervenci&oacute;n del poder estatal es excesiva, corrupta e ineficiente. Es decir, no hay que olvidar que siempre hay quienes buscan determinar la libertad de los dem&aacute;s. Para Foucault, &ldquo;la libertad es la condici&oacute;n ontol&oacute;gica de la &eacute;tica. Pero la &eacute;tica es la forma reflexiva de la libertad&rdquo; (Foucault, 1999&nbsp;: 396). Por lo que significamos que, de acuerdo con los espacios y tiempos de libertad que nos brindamos entre nosotros como sociedad organizada y convulsionada, construimos nuestra &eacute;tica, que no es otra cosa que aquello que somos capaces de hacer y de decir con lo que de conciencia tenemos en tanto somos seres con condici&oacute;n ontol&oacute;gica.</p> <p class="texte" dir="ltr">Es por esto que lo que nos interesa en esta investigaci&oacute;n es la constituci&oacute;n hist&oacute;rica de las diferentes formas del sujeto argentino, en este caso, en relaci&oacute;n con los juegos de verdad que hemos construido para nosotros y para el mundo, cuando los derechos humanos son un factor central. El comprobado estatuto jur&iacute;dico de detenidos-desaparecidos de m&aacute;s de 7.000<a class="footnotecall" href="#ftn1" id="bodyftn1">1</a> personas a fines de los a&ntilde;os &acute;70 y comienzos de los &acute;80, comport&oacute; una problematizaci&oacute;n influy&oacute; la subjetividad de millares de argentinos y tuvo repercusiones a nivel de jurisdicci&oacute;n internacional. Hemos pensado como necesario el hecho de que &ldquo;historizar la noci&oacute;n de s&iacute;, problematizar las relaciones establecidas, es tambi&eacute;n producir una historia de los diferentes modos de subjetivaci&oacute;n y, a la par, de los modos de objetivaci&oacute;n que transforman los seres humanos en sujetos&rdquo; (Gabilondo, 1999&nbsp;: 24). Los v&iacute;nculos y relaciones entre la construcci&oacute;n de subjetividad y la verdad permitieron, que el estudio de determinadas t&eacute;cnicas y pr&aacute;cticas, como lo puede ser la denuncia p&uacute;blica mediante movilizaciones y que implica una labor con uno mismo y con los dem&aacute;s, caracterizara las diferentes formas y muy particulares maneras de conducirse de los argentinos.</p> <p class="texte" dir="ltr">Foucault dice que&nbsp;:</p> <blockquote> <p class="citation" dir="ltr">(&hellip;) el an&aacute;lisis pol&iacute;tico de los fen&oacute;menos de poder que hab&iacute;a no me parec&iacute;a que pudiese dar cuenta de los fen&oacute;menos tan sutiles y detallados que quiero evocar ahora cuando planteo la cuesti&oacute;n de decir lo verdadero sobre s&iacute; mismo. Si digo la verdad sobre m&iacute; mismo como lo hago, esto es en parte lo que me constituye como sujeto a trav&eacute;s de cierto n&uacute;mero de relaciones de poder que se ejercen sobre m&iacute; y que yo ejerzo sobre los otros. Hago la historia, en un momento determinado, de la manera en que se han establecido la reflexividad de uno consigo mismo y el discurso de la verdad que est&aacute; ligado a ello (Foucault, 1999&nbsp;: 328).</p> </blockquote> <p class="texte" dir="ltr">Es decir, &iquest;qui&eacute;n est&aacute; capacitado, legitimado, obligado para decir la verdad, o ciertas verdades en la Argentina actual&nbsp;? Plantear este problema es hablar y decir en t&eacute;rminos de reglas de derecho, en t&eacute;cnicas racionales e irracionales de gobierno y de pr&aacute;cticas de s&iacute; y de libertad, de modos de legislar el mercado en la sociedad, de capacidad que los ciudadanos sean escuchados. El fen&oacute;meno problem&aacute;tico en la Argentina, no s&oacute;lo fue la detenci&oacute;n-detenci&oacute;n de personas, sino tambi&eacute;n la problem&aacute;tica de c&oacute;mo decir otra verdad. Cuesti&oacute;n que acent&uacute;a la relaci&oacute;n que existe entre lo que se conoce y la libertad para decirlo y tambi&eacute;n para creerlo o escucharlo<strong>. </strong>&ldquo;Me parece que hay que distinguir las relaciones de poder como juegos estrat&eacute;gicos de libertades y los estados de dominaci&oacute;n, que son los que habitualmente se llama el poder. Y entre ambos, se encuentran las tecnolog&iacute;as gubernamentales&rdquo; (Foucault, 1999&nbsp;: 413-414). Tecnolog&iacute;as que hemos venido describiendo a lo largo de todo el presente trabajo, considerando a los derechos humanos como un dispositivo caracterizado como de seguridad en t&eacute;rminos de econom&iacute;a pol&iacute;tica y de gubernamentalidad&nbsp;; concretiz&aacute;ndose mediante agencias en t&eacute;rminos sociol&oacute;gicos&nbsp;; cronific&aacute;ndose en t&eacute;rminos de administraci&oacute;n de la vida y de la muerte&nbsp;; y estabiliz&aacute;ndose en t&eacute;rminos de subjetividad.</p> <p class="texte" dir="ltr">Arqueolog&iacute;a del saber y genealog&iacute;a de las pr&aacute;cticas&nbsp;; an&aacute;lisis de las disciplinas y de la biopol&iacute;tica&nbsp;; determinaci&oacute;n de los juegos de verdad y de los estados de dominaci&oacute;n o ejercicio de la libertad, intentaron distinguir la escena en que lo verdadero se confundi&oacute; con lo falso, no para sustancializar una verdad o interpretar otra, sino para describir y narrar el &ldquo;teatro de la verdad&rdquo;. Desanudar las t&eacute;cnicas de construcci&oacute;n de las subjetividades, caracterizar los modelos identificatorios, numerar la vida y la muerte aqu&iacute;, en Argentina. &ldquo;Lo que me interesa es la constituci&oacute;n de la escena y del teatro. Quisiera describir el teatro de la verdad, una escena de la verdad, un escenario para esta racionalidad que ahora se ha convertido en una marca del imperialismo de los hombres occidentales&rdquo; (Watanabe, 1999&nbsp;: 150).</p> <p class="texte" dir="ltr">Encontramos que existen personas y grupos espec&iacute;ficos de argentinos que han logrado generar su propio conocimiento acerca de s&iacute; mismos, y otros quienes s&oacute;lo asumen un conocimiento de s&iacute; heredado, cerrado. Ante la situaci&oacute;n coyuntural en que se encontraron los familiares de los detenidos-desaparecidos, pudieron determinarse y ubicarse -en tantos sujetos portadores de sentidos frente a las representaciones de la vida, el lenguaje, el trabajo- y en tanto oprimidos y negados por el poder c&iacute;vico militar. Fue as&iacute; que generaron su propio conocimiento, su saber hacerse. Podemos ejemplificar este razonamiento con los interrogantes&nbsp;: &ldquo;&iquest;Qu&eacute; hacer con nosotras mismas, qu&eacute; tarea a llevar a cabo nos compete&nbsp;? &iquest;C&oacute;mo gobernarnos al ejercer nuestras acciones en la que nosotras mismas, es decir nuestros hijos y nietos, que no se sabe d&oacute;nde est&aacute;n, son el objetivo de estas mismas acciones&nbsp;?&rdquo;. Estas fueron preguntas gu&iacute;as para las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, y para los fundadores del CELS, que las llevaron a ser autoras de verdades diferentes y tutoras de construcci&oacute;n de identidades y sentidos de vida social para muchas personas.</p> <p class="texte" dir="ltr">En el primer coloquio interdisciplinario de Abuelas de Plaza de Mayo en 2003 se afirm&oacute; que&nbsp;:</p> <blockquote> <p class="citation" dir="ltr">(&hellip;) a m&aacute;s de 20 a&ntilde;os de recuperada la democracia todos sabemos que la cifra de ni&ntilde;os que desconocen su verdadera identidad sigue siendo inmensa. Varios centenares, se sabe, permanecen en manos desconocidas, compartiendo sus vidas y su historia con familias que aceptaron el silencio por sobre la verdad. (&hellip;) Donde hay un ni&ntilde;o apropiado, no s&oacute;lo hay padres c&oacute;mplices de esa apropiaci&oacute;n indebida, sino un marco social que lo avala y lo justifica. Los ni&ntilde;os apropiados, lo que ellos simbolizan, habla de nuestras deudas pendientes, pero tambi&eacute;n habla de la necesidad impostergable de empezar a nombrar lo que se niega sistem&aacute;ticamente a ser nombrado. As&iacute; como cada centro de detenci&oacute;n que se ofrece a la escena p&uacute;blica reedita la pregunta del c&oacute;mo fue posible que eso existiera en el coraz&oacute;n de las ciudades donde viv&iacute;amos, la aparici&oacute;n de cada ni&ntilde;o nuevo en el seno de una familia ileg&iacute;tima impulsa el interrogante acerca de esos y todos los lazos de parentescos ileg&iacute;timos, sobre lo que se funda esto que llamamos gran familia o naci&oacute;n argentina (Chababo, 2004&nbsp;: 38-39, 42).</p> </blockquote> <p class="texte" dir="ltr">Y ya sea mediante &ldquo;la Naci&oacute;n&rdquo;, o &ldquo;familia nacional&rdquo;, estos lazos existentes de parentescos ileg&iacute;timos tienen su correspondencia actual en las instituciones argentinas. La importancia para nosotros, no s&oacute;lo radic&oacute; en establecer c&oacute;mo se lleg&oacute; a establecer el estatuto de verdad jur&iacute;dica y pol&iacute;tica a estas relaciones sociales -de esta problematizaci&oacute;n hist&oacute;rica-, sino tambi&eacute;n las consecuencias a nivel subjetivo, de la continuidad de la estructura necesaria para que ciertas verdades emerjan y obtengan su merecido reconocimiento.</p> <p class="texte" dir="ltr">Por ejemplo, en cuanto a la identidad sustra&iacute;da de los ni&ntilde;os nacidos en cautiverio (por escamotearles el pasado, desmentir las perversiones actuales, por expropiarlos de sus padres y esconderles su consanguineidad), Alicia Lo Gi&uacute;dice dice que&nbsp;:</p> <blockquote> <p class="citation" dir="ltr">(&hellip;) estos j&oacute;venes viven en un estado de excepci&oacute;n sin saberlo, su situaci&oacute;n est&aacute; falsificada, as&iacute; como su documentaci&oacute;n, filiaci&oacute;n e identidad. Su estatuto ciudadano es parad&oacute;jico ya que su estado de excepci&oacute;n se sit&uacute;a dentro y fuera del orden jur&iacute;dico. (&hellip;) El deseo de restablecer la verdad ha sido efectivo en tanto ha logrado el movimiento cultural, social y jur&iacute;dico que necesita la producci&oacute;n de nuevos saberes (Lo Gi&uacute;dice, 2004&nbsp;: 48, 49).</p> </blockquote> <p class="texte" dir="ltr">En los &uacute;ltimos 8 a&ntilde;os son 50 las familias que han restituido identidades a j&oacute;venes que nacieron en cautiverios, siendo 115 los &ldquo;nietos recuerados&rdquo;. A&uacute;n estos organismos buscan a 400 ni&ntilde;os nacidos en cautiverio. Sin embargo, para nuestro an&aacute;lisis, el enfoque del restablecimiento de la verdad es necesario, pero no suficiente en el &aacute;mbito social argentino. La situaci&oacute;n aberrante de muchos j&oacute;venes no debe restringirse s&oacute;lo al restablecimiento jur&iacute;dico de su identidad, pero es condici&oacute;n necesaria para el andamiaje en las dem&aacute;s estructuras e instituciones sociales, para que se logre defender a este espec&iacute;fico derecho humano.</p> <p class="texte" dir="ltr">Lo interesante por su singularidad no es que la noci&oacute;n conceptual de identidad est&aacute; siendo revisada o revalorizada, o que la identidad argentina tambalea por sus incoherencias y contradicciones. Es, m&aacute;s bien, las estructuras que sostienen a la identidad argentina las que est&aacute;n ahora habilitadas a ser cuestionadas, a ser modificadas, a ser ampliadas, a ser convocadas para hablar de subjetividad construida y leg&iacute;tima. La familia, la iglesia, la polic&iacute;a, la escuela, las secretar&iacute;as de derechos humanos, las relaciones laborales de dependencia, las relaciones sexuales o comerciales a trav&eacute;s de la sexualidad, las instituciones psiqui&aacute;tricas, la delincuencia, todas ellas han pasado a ser objeto de alguna modificaci&oacute;n o interpelaci&oacute;n sobre su forma de actuaci&oacute;n sociopol&iacute;tico. La nueva ley de salud mental, la ley de matrimonio igualitario, ley de trata de personas, proyecto de ley de empleadas dom&eacute;sticas, ley de medios audiovisuales, la ley de identidad de g&eacute;nero, el blanqueamiento de la violencia familiar y de g&eacute;nero&nbsp;; todas ellas son consecuencias de cierto fen&oacute;meno de problematizaci&oacute;n.</p> <p class="texte" dir="ltr">No ha sido el progresismo moral argentino el que ha se adec&uacute;a a los tiempos y permite cuestionar sus valores, sus identificaciones. Ha sido la emergencia de la pregunta por la estad&iacute;stica de los lazos sociales no legitimados ni moral, ni econ&oacute;mica, ni pol&iacute;ticamente la que induce inevitablemente a la reestructuraci&oacute;n de nuestra identidad.</p> <p class="texte" dir="ltr">Es decir, el an&aacute;lisis de los derechos humanos no acaba en el restablecimiento de la identidad sustra&iacute;da ya que hemos analizado que existe la sustracci&oacute;n de millones de identidades, no s&oacute;lo en t&eacute;rminos jur&iacute;dicos de &ldquo;desaparecidas/os&rdquo; o &ldquo;perdidas/os&rdquo;, sino tambi&eacute;n en t&eacute;rminos econ&oacute;micos de trabajadores/as desempleados/as y esclavos/as, en t&eacute;rminos sociol&oacute;gicos de abandonados/as, en t&eacute;rminos pol&iacute;ticos de procesados/das por su pobreza, y en t&eacute;rminos morales de trasladadas para ser prostituidas/os. Lo que tambi&eacute;n puede establecerse es la causa, las formas y las l&oacute;gicas de la resistencia, es decir, de las relaciones pol&iacute;ticas y econ&oacute;micas de fuerza en la indagaci&oacute;n sobre identidades sustra&iacute;das, de historias negadas y desmentidas. Indagamos sobre la lucha de c&oacute;mo se construyen las verdades argentinas.</p> <p class="texte" dir="ltr">Pues como bien indag&oacute; Gorini en el marco del estudio del nacimiento de Madres de Plaza de Mayo<em>, </em></p> <blockquote> <p class="citation" dir="ltr">(&hellip;) la desaparici&oacute;n surg&iacute;a, gracias a la acci&oacute;n del movimiento de denuncia, como el crimen m&aacute;s atroz, e incluso m&aacute;s atroz que la muerte. Poco tiempo despu&eacute;s, Balb&iacute;n, desde el exterior, dir&iacute;a que prefer&iacute;a ver a las madres llorar a un muerto y no pidiendo algo in&uacute;til. Pero la trampa que encierra esta nueva t&aacute;ctica, es que no es la verdad o la mentira la que est&aacute; en juego. Lo que est&aacute; en juego es el sentido pol&iacute;tico de la muerte. Y es el sentido pol&iacute;tico de la muerte declarada sin m&aacute;s por la dictadura lo que rechazar&aacute;n las madres. Es el sentido de ponerle punto final al reclamo de justicia, que ya no es s&oacute;lo el de saber o no saber qu&eacute; pas&oacute; con sus hijos, sino que exige responsabilidades (Gorini, 2006&nbsp;: 309-310).</p> </blockquote> <p class="texte" dir="ltr">Por ejemplo, la construcci&oacute;n del sentido de las muertes &ldquo;declaradas por decreto y sin justicia&rdquo; por el gobierno de facto de 1976, otorg&oacute; un sentido subjetivo a ciudadanos con determinados fundamentos que adquirieron valor de verdad.</p> <blockquote> <p class="citation" dir="ltr">No se trataba de un simple debate sem&aacute;ntico, sino de una discusi&oacute;n en la que estaba en juego la vida y la muerte. (&hellip;) En esa coyuntura, las Madres denuncian su verdad sobre la desaparici&oacute;n (una verdad que reconstruye la secuencia detenci&oacute;n-cautiverio clandestino-tortura), y disputan el sentido de la desaparici&oacute;n, un sentido que es distinto al de la muerte a secas, o de la muerte abstracta y por decreto, sin autores o responsabilidades (Gorini, 2006&nbsp;: 310).</p> </blockquote> <p class="texte" dir="ltr">Y si a esas detenciones-desapariciones les correspondi&oacute;, y les corresponde, un sentido diferente al de una muerte com&uacute;n o mayormente conocida, es decir, el sentido pol&iacute;tico, es porque se debi&oacute; a la construcci&oacute;n de verdades diferentes a las oficiales, con una concepci&oacute;n distinta de lo que, hasta esa &eacute;poca, se pensaba referente a los avatares de la vida y la muerte, en la sociedad. Las muertes cr&oacute;nicas de las ni&ntilde;as y ni&ntilde;os secuestrados, de los j&oacute;venes menores detenidos, preventiva e indefinidamente, de los pobres aprehendidos, de los desamparados hacinados en los psiqui&aacute;tricos, y la sustracci&oacute;n de identidades de la poblaci&oacute;n argentina, que ocurren en instituciones culturales -no precisamente consideradas y creadas para matar- deben ser reconsideradas a la luz de nuevos sentidos sociopol&iacute;ticos de la distribuci&oacute;n de la vida y de la muerte. Y estos sentidos, como lo exponen el saber hacer y los conocimientos de los organismos de derechos humanos, son m&aacute;s morales y fantasmag&oacute;ricos que pol&iacute;ticos-econ&oacute;micos o que debidos a causas naturales.</p> <p class="texte" dir="ltr">Sabemos que las instituciones no son entelequias y las consideramos productos de cristalizaciones de los procesos subjetivos, de posiciones frente al saber y de utilizaci&oacute;n del mismo, de l&oacute;gicas de identificaci&oacute;n con sentidos y significados de las conductas, y de estructuras econ&oacute;micas-pol&iacute;ticas del cuerpo.</p> <p class="texte" dir="ltr">De acuerdo con las relaciones de fuerzas analizadas, y los modos de constituci&oacute;n de los sujetos y las formas de dirigirse entre unos y los dem&aacute;s, para nosotros, lo contrario a la negaci&oacute;n -en esa cultura del terror-, no es s&oacute;lo la movilizaci&oacute;n y la consecuente responsabilidad penal de quienes delinquieron&nbsp;; sino m&aacute;s bien es la existencia de poder narrar otro sentido de la propia vida que el otorgado por la oficialidad o de instituciones seculares. Lo contrario al silencio en esta cultura mortificante, no es s&oacute;lo la denuncia p&uacute;blica, lo contrario tambi&eacute;n es la pregunta incesante y el esclarecimiento expl&iacute;cito de las responsabilidades que le ata&ntilde;en al poder p&uacute;blico y al poder privado, sea cual fuera el &aacute;mbito problematizado. En tanto que, lo contrario al consenso en esta cultura democr&aacute;tica, no es el disenso, sino el imaginario mismo de que la democracia es abordar a un consenso despejando al desacuerdo como realidad pol&iacute;tica. La realidad muestra que no es posible llegar a un consenso en una democr&aacute;tica y que, justamente, es la democracia el juego de las l&oacute;gicas de desacuerdo.</p> <p class="texte" dir="ltr">En todo caso, terror-movilizaci&oacute;n, silencio-denuncia, consenso-disenso, m&aacute;s que opuestos o contrarios, son complementarios por ser contempor&aacute;neos, en el sentido del despliegue de la l&oacute;gica de la lucha de fuerzas que se instaura en las mentes de los ciudadanos argentinos.</p> <p class="texte" dir="ltr">La tarea de la desarticulaci&oacute;n de los mecanismos de relaci&oacute;n mortificantes entre los argentinos, est&aacute; dirigida, no s&oacute;lo por las conductas complementarias y contempor&aacute;neas a ellos (aquellas que nacieron con ellos), es decir, la denuncia p&uacute;blica, la movilizaci&oacute;n permanente y la solidaridad&nbsp;; sino tambi&eacute;n con el recuerdo de responsabilidades civiles y penales, con la discusi&oacute;n de los disensos, y el reconocimiento de los mismos, a partir de los distintos saberes e informaciones, ante la pregunta permanente para el esclarecimiento de los sucesos cuando est&aacute; en juego la administraci&oacute;n pol&iacute;tica de la vida y tambi&eacute;n la de los recursos. Es decir, se debe proponer -desde la planificaci&oacute;n pol&iacute;tica- recordar a trav&eacute;s de la investigaci&oacute;n y el estudio&nbsp;; se debe responder a trav&eacute;s de la educaci&oacute;n y con la distribuci&oacute;n de la informaci&oacute;n suficiente y necesaria para colmar demandas&nbsp;; y se debe aprender a discutir a trav&eacute;s de las ideas y con el conocimiento que poseemos, para poder establecer los objetivos que como sociedad debemos plantearnos. Para ello es necesario el proceso social de romper la &ldquo;amnesia hist&oacute;rica&rdquo; impuesta a las instituciones.</p> <h1 dir="ltr" id="heading2">Condiciones de Subjetividad</h1> <p class="texte" dir="ltr">Para nosotros existe una consolidaci&oacute;n de unas series de mecanismos psicol&oacute;gicos colectivos y la transformaci&oacute;n o extrapolaci&oacute;n de &eacute;stos, en pr&aacute;cticas de la vida pol&iacute;tica institucional.</p> <p class="texte" dir="ltr">La constante negaci&oacute;n y el silenciamiento, por un lado, por parte de los gobernantes militares y c&oacute;mplices civiles, concluyeron en dos mecanismos de proceder ps&iacute;quico (constantes entre los sectores que m&aacute;s polarizaron a la sociedad en esa &eacute;poca)&nbsp;: la negaci&oacute;n y la desmentida. Alrededor de &eacute;stos fue que se retroalimentaron otros mecanismos, entre ellos la promoci&oacute;n de la culpa que retroalimentaba el silencio&nbsp;; la desvalorizaci&oacute;n y condena constante de los discursos de los opositores que apelaban a la justicia&nbsp;; el afianzamiento del miedo como controlador social&nbsp;; la descalificaci&oacute;n de los trabajadores y de las identidades argentinas&nbsp;; y el socavamiento de procesos ps&iacute;quicos fundamentales, como la memoria y la capacidad de analizar cr&iacute;ticamente a la realidad debido a la promoci&oacute;n de informaci&oacute;n falsa y desequilibrante. El an&aacute;lisis cualitativo de las cifras de los detenidos-desaparecidos indica que el 30,2&nbsp;% de los mismos fueron obreros, el 21&nbsp;% fueron estudiantes, el 17,9&nbsp;% fueron empleados, el 10,7&nbsp;% fueron profesionales, el 5&nbsp;% fueron docentes, el 3&nbsp;% fueron amas de casa, el 2,5&nbsp;% fueron conscriptos de Fuerzas de Seguridad y Armada, el 1,6&nbsp;% fueron periodistas, el 1,3&nbsp;% fueron artistas y s&oacute;lo el 3&nbsp;% fueron religiosos (D&acute;Andrea, s/f).</p> <p class="texte" dir="ltr">Mientras que, por otro lado, en la situaci&oacute;n de interactuar &ndash;inevitablemente- con todos estos mecanismos, se afianzaron mecanismos de&nbsp;: denuncia legal, leg&iacute;tima y p&uacute;blica&nbsp;; excesiva judicializaci&oacute;n de la pol&iacute;tica&nbsp;; de movilizaci&oacute;n simb&oacute;lica y solidaria permanente, por los que se sintieron avasallados en sus derechos&nbsp;; de b&uacute;squeda de identificaci&oacute;n con semejantes bajo la misma situaci&oacute;n&nbsp;; de resistencia a conformarse con la historia oficial creando recursos para cuestionarla y desenmascararla&nbsp;; de b&uacute;squeda de ayuda extranjera y estatal econ&oacute;mica y a nivel judicial&nbsp;; y de producci&oacute;n cient&iacute;fica de conocimientos que lleva como estandarte la recuperaci&oacute;n de &ldquo;la memoria, la verdad y la justicia&rdquo; (que tambi&eacute;n implic&oacute; la reconstrucci&oacute;n de las mismas).</p> <p class="texte" dir="ltr">Ciertas entidades y caracter&iacute;sticas de acci&oacute;n de las instituciones que fortalecieron la construcci&oacute;n y la defensa de los derechos humanos en Argentina, lidiaron en sus or&iacute;genes con todos los mecanismos perversos de represi&oacute;n pol&iacute;tica. En la actualidad, estas mismas entidades se encuentran asociadas y son correlativas con estas formas de conducta social, ya que los mecanismos perversos, la negaci&oacute;n y la desmentida, han continuado funcionando desde algunas c&uacute;pulas del poder y en ciertas instituciones estatales, privadas, y nucleares (como lo es la familia).</p> <p class="texte" dir="ltr">Los modos que tienen de operar las organizaciones de derechos humanos han crecido y se han fortalecido debido a la existencia de ciertos sectores del poder que contin&uacute;a negando y desmintiendo las desigualdades pol&iacute;ticas y jur&iacute;dicas de los que menos recursos econ&oacute;micos y sociales tienen&nbsp;; pero, tambi&eacute;n se han desarrollado y producido saberes y conocimientos que se emparentan con las condenas penales de los actores de los delitos de lesa humanidad y con la condena a algunos civiles c&oacute;mplices de la violencia econ&oacute;mica y represiva sistem&aacute;tica. Considerar que, a partir del 2003 la decisi&oacute;n gubernamental de escuchar y responder con justicia las demandas de los organismos de derechos humanos, es fortalecer la demagogia y la hipocres&iacute;a argentina, es querer fortalecer los procesos ps&iacute;quicos de silencio y negaci&oacute;n de la cuantiosa gente que ha resistido al poder represor durante m&aacute;s de 30 a&ntilde;os. Por nuestra parte consideramos que, reconocer c&iacute;vicamente a estos grupos productores de conocimientos y de subjetividades, es decir, escuchar sus demandas, es proponer comprender la pol&iacute;tica desde la &eacute;tica.</p> <p class="texte" dir="ltr">Por un lado, el nivel tecnol&oacute;gico de industrializaci&oacute;n moderna, el avance en la libertad de mercado, y paralelamente, el establecimiento de un alto nivel de precariedad social en que nos ha tocado vivir a los argentinos, durante los a&ntilde;os &acute;70 en adelante, fue encarado a trav&eacute;s de grupos de poder que determinaron que esta uni&oacute;n se resolviera con un mecanismo de aberraci&oacute;n jur&iacute;dica&nbsp;: el plan sistem&aacute;tico de detenci&oacute;n-desaparici&oacute;n de personas y la expropiaci&oacute;n ilegal de recursos humanos y materiales&nbsp;; acompa&ntilde;ado esto de una coherente administraci&oacute;n de la econom&iacute;a, que era consecuente con la pol&iacute;tica implementada, aunque le restaba soberan&iacute;a a los ciudadanos del pa&iacute;s.</p> <p class="texte" dir="ltr">Y por otro, teniendo en cuenta que el ocupar lugares estrat&eacute;gicos de poder para establecer ciertos contenidos y significados como verdades, por parte de la resistencia o del mismo poder, est&aacute; determinado por la historia de las condiciones pol&iacute;ticas econ&oacute;micas&nbsp;; nos animamos a decir que naci&oacute; -y se instal&oacute; gradualmente, con el modelo neoliberal- una pr&aacute;ctica social con gran tinte simb&oacute;lico&nbsp;; una t&aacute;ctica de resistencia al poder&nbsp;: con tiempos sintom&aacute;ticos de ocupaci&oacute;n de espacios p&uacute;blicos revestidos de sentido econ&oacute;mico. Es decir, se configuraron muchos despliegues simb&oacute;lico-p&uacute;blicos (o colectivos) de c&oacute;mo enfrentar y establecer la ley, la ley de verdades. Fue el comienzo de un largo camino en b&uacute;squeda de verdades negadas, en medio del auge del reinado de una soberan&iacute;a econ&oacute;mica financiera y extranjera, y de la lucha jur&iacute;dica de todos los implicados (v&iacute;ctimas y victimarios) de toda esta &eacute;poca. Marchas y Movilizaciones permanentes son, en sentido argentino y moderno, un andar la impotencia ps&iacute;quica que se sufre en un pa&iacute;s en Estado de Derecho que tuvo mucho de autoritarismo, de indiferencia, y bastante de ocultamiento de pruebas, negaci&oacute;n de los hechos y de las respectivas responsabilidades.</p> <p class="texte" dir="ltr">A la negaci&oacute;n de la situaci&oacute;n, al silenciamiento de las voces&nbsp;; al mecanismo de la proyecci&oacute;n de la culpa hacia los ciudadanos&nbsp;; a la complicidad y a la impunidad por parte de los bur&oacute;cratas del poder (gobernantes, empresarios y figuras del poder), se le asocian las acciones de b&uacute;squeda de reciprocidad de sentimientos&nbsp;: los de denuncia incansables ante la justicia, la concurrencia a arduas movilizaciones&nbsp;; la demostraci&oacute;n p&uacute;blica del sufrimiento en t&eacute;rminos de vida digna y de goce de derechos&nbsp;; y, a la vez, una proliferaci&oacute;n de la actividad judicial, tanto en sucesos de neto corte social como de corte pol&iacute;tico, adem&aacute;s del campo espec&iacute;ficamente penal.</p> <p class="texte" dir="ltr">As&iacute; como Foucault abord&oacute; la sexualidad para analizar las diferentes formas de moral (est&eacute;tica y &eacute;tica en el caso del estudio sobre los griegos) que el hombre se da a s&iacute; mismo, cuando la conducta sexual se toma como entidad por pensar, o cuando abord&oacute; la locura para describir las formas de racionalidad que el hombre construye para dirimir el campo de lo normal con lo anormal, la raz&oacute;n de la locura&nbsp;; nosotros abordamos el campo de los derechos humanos, no para describir al ser argentino en t&eacute;rminos de qu&eacute; tanto goza o en cu&aacute;nta medida son vulnerados sus derechos fundamentales, sino para analizar los mecanismos subjetivos que aplicamos a nosotros mismos, para gobernarnos. Es decir, cu&aacute;les son las estrategias y t&eacute;cnicas/tecnolog&iacute;as dentro de la gubernamentalidad, que los ciudadanos argentinos utilizamos y que nos permiten distinguir y describir el uso reflexivo que hacemos de nuestra moderna libertad.</p> <p class="texte" dir="ltr">El saber hacer y el conocimiento acerca de los derechos humanos acumulado durante los &uacute;ltimos 50 a&ntilde;os en Argentina, disciplina a los individuos, gubernamentaliza a la poblaci&oacute;n, como as&iacute; tambi&eacute;n refiere a los modos de constituci&oacute;n de los sujetos, es decir, las pr&aacute;cticas, t&eacute;cnicas o mecanismos que respectan a los procesos de subjetivaci&oacute;n de los argentinos. Para nosotros, los derechos humanos son un instrumento t&eacute;cnico concreto para la gubernamentalidad argentina en t&eacute;rminos foucaultianos.</p> <p class="notebaspage" dir="ltr"><a class="FootnoteSymbol" href="#bodyftn1" id="ftn1">1</a> &nbsp;6.700 fueron las denuncias recibidas por la C.I.D.H. cuando hizo su visita &ldquo;in locus&rdquo; a la Argentina en 1979. Por su parte, la Comisi&oacute;n Nacional de Personas Desaparecidas recibi&oacute; 9.000 denuncias en 1984. En cambio, &nbsp;los organismos de DDHH denuncian la detenci&oacute;n-desaparici&oacute;n de 30.000 personas durante la &uacute;ltima dictadura.</p> <p class="bibliographie" dir="ltr">Chababo, Rub&eacute;n (2004). Una tradici&oacute;n de silencios. EnIdentidad, Construcci&oacute;n social y subjetiva. 1&ordm; Coloquio Interdisciplinario de Abuelas de Plaza de Mayo, pp.&nbsp;35-44. Buenos Aires&nbsp;: Abel Madariaga Editor.</p> <p class="bibliographie" dir="ltr">D&acute;Andrea Mohr, Jos&eacute; Luis (s/f). Memoria Deb(V)ida. Buenos Aires&nbsp;:Ediciones Colihue.</p> <p class="bibliographie" dir="ltr">Foucault, Michel (1999). Estructuralismo y posestructuralismo. En A. Gabilondo (Ed. Y Trad.)&nbsp;: Michel Foucault. Est&eacute;tica, &eacute;tica y hermen&eacute;utica, pp.&nbsp;307-334. Barcelona&nbsp;: Paid&oacute;s Ib&eacute;rica.</p> <p class="bibliographie" dir="ltr">Foucault, Michel (1999). El cuidado de la verdad. En A. Gabilondo (Ed. Y Trad.)&nbsp;: Michel Foucault. Est&eacute;tica, &eacute;tica y hermen&eacute;utica, pp.&nbsp;369-380. Barcelona&nbsp;: Paid&oacute;s Ib&eacute;rica.</p> <p class="bibliographie" dir="ltr">Foucault, Michel (1999). La &eacute;tica del cuidado de s&iacute; como pr&aacute;ctica de libertad. En A. Gabilondo (Ed. Y Trad.)&nbsp;: Michel Foucault. Est&eacute;tica, &eacute;tica y hermen&eacute;utica, pp.&nbsp;393-415. Barcelona&nbsp;: Paid&oacute;s Ib&eacute;rica.</p> <p class="bibliographie" dir="ltr">Gabilondo, Angel (1999). La creaci&oacute;n de modos de vida. En A. Gabilondo (Ed. Y Trad.)&nbsp;: Michel Foucault. Est&eacute;tica, &eacute;tica y hermen&eacute;utica, pp.&nbsp;9-35. Barcelona&nbsp;: Paid&oacute;s Ib&eacute;rica.</p> <p class="bibliographie" dir="ltr">Gabilondo Angel, (1999) (Ed. Y Trad.)&nbsp;: Michel Foucault. Est&eacute;tica, &eacute;tica y hermen&eacute;utica. Barcelona&nbsp;: Paid&oacute;s Ib&eacute;rica.</p> <p class="bibliographie" dir="ltr">Gorini, Ulises (2006). La rebeli&oacute;n de las Madres. Historia de las Madres de Plaza de Mayo. Tomo I (1976-1983). Buenos Aires&nbsp;: Grupo Editorial Norma.</p> <p class="bibliographie" dir="ltr">Lo G&uacute;dice, Alicia, (2003) El lugar del intelectual frente a la vulneraci&oacute;n del derecho a la identidad. En &ldquo;Identidad. Construcci&oacute;n social y subjetiva. Primer Coloquio de Abuelas de plaza de Mayo.&rdquo; Abuelas de Plaza de Mayo. Buenos Aires.</p> <p class="bibliographie" dir="ltr">Watanabe, N. (1999). La escena de la filosof&iacute;a. En A. Gabilondo (Ed. Y Trad.)&nbsp;: Michel Foucault. Est&eacute;tica, &eacute;tica y hermen&eacute;utica, pp.&nbsp;149-174. Barcelona&nbsp;: Paid&oacute;s Ib&eacute;rica.</p>