<p class="MsoNoSpacing" style="text-align:justify"><strong>Resumen</strong></p> <p class="MsoNoSpacing" style="text-align:justify"><span style="font-size:12pt"><span new="" roman="" style="font-family:" times="">La novela <i>Gonzalo Guerrero</i> del mexicano Eugenio Aguirre (1981) se interesa en la imprevisible y accidentada trayectoria del conquistador Gonzalo Guerrero, quien, en 1511, naufraga en las costas del Yucat&aacute;n, ah&iacute; mismo donde Cort&eacute;s desembarcar&aacute; con sus tropas en 1519. Con base en este fundamento hist&oacute;rico, Eugenio Aguirre resemantiza la idea de naufragio desde una doble perspectiva psicol&oacute;gica y epist&eacute;mica. Al desviarse Guerrero, pues, de su ruta inicial para terminar naufragando en Yucat&aacute;n, tambi&eacute;n se desv&iacute;a de su identidad. Cuando llega Cort&eacute;s, no s&oacute;lo se niega a reintegrar las tropas de sus correligionarios espa&ntilde;oles, sino que les declara la guerra. Como espa&ntilde;ol <i>accidentado</i>, ha sufrido &ndash;&iquest;asumido?&ndash; un in&eacute;dito y radical proceso de aculturaci&oacute;n que lo lleva a fundar la primera familia mestiza. Si bien las cr&oacute;nicas espa&ntilde;olas no dudaron en reducirlo a un mero traidor, la novela, como lugar de una enunciaci&oacute;n potencialmente contradictoria, derrota los esquemas binarios de la moral patri&oacute;tica para enfocar al personaje bajo la luz de las trampas que le urde su propia conciencia a la hora de contestar a la pregunta: &iquest;qui&eacute;n soy&nbsp;? </span></span></p> <p class="MsoNoSpacing" style="text-align:justify"><span style="font-size:12pt"><span new="" roman="" style="font-family:" times=""><span style="font-size:14.0pt">Palabras claves/&nbsp;</span></span></span><span style="font-size:12pt"><span new="" roman="" style="font-family:" times="">Trayectoria, naufragio sicol&oacute;gico, aculturaci&oacute;n, mestizaje, identidad</span></span></p> <p class="MsoNoSpacing" style="text-align:justify"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:&quot;Times New Roman&quot;, serif">La novela <i>Gonzalo Guerrero</i> (1981) del mexicano Eugenio Aguirre, premiada con la Medalla de Plata de la Academia Internacional de Lut&egrave;ce-Paris, da cuenta de la imprevisible y accidentada trayectoria del conquistador Gonzalo Guerrero cuya primera semblanza se encuentra en la cr&oacute;nica de Gonz&aacute;lez Fernando de Oviedo de 1549. Tambi&eacute;n se observan huellas relevantes de su vida en las cr&oacute;nicas de Francisco L&oacute;pez de G&oacute;mara y Bernal D&iacute;az del Castillo. Al haber participado en las tres expediciones al Yucat&aacute;n con Hern&aacute;n Cort&eacute;s, Bernal D&iacute;az del Castillo valora su papel de testigo y, por lo tanto, la autenticidad de su relato frente al de G&oacute;mara quien nunca fue a las Indias. El propio Eugenio Aguirre desacredita a su vez a G&oacute;mara al considerar que &eacute;ste reelabora e inventa los hechos, que nunca presenci&oacute;, a partir de las cartas de Hern&aacute;n Cort&eacute;s.&nbsp;Si bien los cronistas aportan interpretaciones ligeramente distintas sobre la personalidad de Guerrero, la cronolog&iacute;a de los hechos no introduce la menor duda sobre el evento que hizo bifurcarse el camino de aquel ind&oacute;cil conquistador.</span></span></p> <p class="MsoNoSpacing" style="text-align:justify"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:&quot;Times New Roman&quot;, serif">Gonzalo Guerrero se niega a reintegrar las tropas de sus correligionarios espa&ntilde;oles cuando Cort&eacute;s llega a las costas del Yucat&aacute;n en 1519, despu&eacute;s de que all&aacute; mismo naufragara Guerrero, ocho a&ntilde;os antes. En aquel reencuentro, no s&oacute;lo Guerrero es renuente a ser &ldquo;rescatado&rdquo; por los espa&ntilde;oles sino que, contra ellos, se vuelve un aliado irreductible de los mayas &ndash;con quienes ha vivido desde 1511&ndash; para intentar arruinar los planes de conquista de la Corona espa&ntilde;ola. Con base en este fundamento hist&oacute;rico, Eugenio Aguirre resemantiza la idea de naufragio desde una doble dimensi&oacute;n psicol&oacute;gica y epist&eacute;mica. Al desviarse Guerrero, pues, de su ruta mar&iacute;tima entre el Dari&eacute;n y la Espa&ntilde;ola, para terminar naufragando en Yucat&aacute;n, tambi&eacute;n se desv&iacute;a de su identidad. Como espa&ntilde;ol <i>accidentado</i>, sufre &ndash;&iquest;asume?&ndash; un in&eacute;dito y radical proceso de aculturaci&oacute;n que no deja de intrigar. Si bien las cr&oacute;nicas espa&ntilde;olas no dudaron en reducirlo a un mero traidor extraviado en el limbo de su inconsciencia, la novela propone una construcci&oacute;n e interpretaci&oacute;n m&aacute;s compleja y sutil del personaje que desaf&iacute;a y derrota los esquemas binarios de la moral patri&oacute;tica. As&iacute;, mediante un propositivo manejo de los tipos narrativos, Aguirre logra darle forma a la novela no s&oacute;lo como estructura sino como lugar de enunciaci&oacute;n de una identidad ambivalente y casi inasible, m&aacute;s all&aacute; del mero plano ideol&oacute;gico definido por los intereses de la historia oficial de la Conquista. La novela como espacio de una enunciaci&oacute;n potencialmente contradictoria no pretende tajantemente condenar o ensalzar al personaje sino enfocarlo bajo la luz de las trampas que le urde su propia conciencia a la hora de contestar a la pregunta: &iquest;qui&eacute;n soy&nbsp;</span></span></p> <p style="text-align:justify; margin-bottom:13px"><span style="font-size:12pt"><span new="" roman="" style="font-family:" times=""><b>El naufragio: un desv&iacute;o y accidente de ruta</b></span></span></p> <p style="text-align:justify; margin-bottom:13px"><span style="font-size:12pt"><span new="" roman="" style="font-family:" times="">En 1511, Gonzalo Guerrero sale con la expedici&oacute;n que pretende alcanzar la Espa&ntilde;ola desde el Dari&eacute;n, bajo el mando de Pedro de Valdivia, quien depende a su vez de N&uacute;&ntilde;ez Vasco de Balboa, el fundador de la primera colonia americana permanente en el continente. En el barco, junto con los esclavos, se encuentra el quinto real destinado a la Corona que se entregar&aacute; al llegar a la Espa&ntilde;ola. La traves&iacute;a prev&eacute; una primera etapa en Punta Gallinas, en el extremo norte de Colombia. Pero ante la amenaza de una tormenta, la tripulaci&oacute;n se pone de acuerdo para desviarse y alcanzar la isla de Jamaica. Se produce entonces un enfrentamiento entre Valdivia y uno de los pasajeros, Arriaga, el representante de la autoridad eclesi&aacute;stica, acusado de ser un esp&iacute;a de Nicuesa, el gobernador de Veragua y enemigo declarado de Balboa. Arriaga desconf&iacute;a de Valdivia, pensando que &eacute;ste quiere quedarse con la parte que le pertenece a la Corona sobre la trata de los esclavos. En efecto, acusa a Valdivia de idear el naufragio en la isla de Jamaica, para declarar la muerte de una parte de los esclavos cuyos nombres se borrar&aacute;n de las listas, menguando as&iacute;, proporcionalmente, la tasa que pagar. A&uacute;n hoy no se sabe a ciencia cierta si el naufragio procede del c&aacute;lculo o la prudencia. Sin embargo, lo que s&iacute; queda claro, es que nadie hubiera podido anticipar las crueles repercusiones del accidente sobre un pu&ntilde;ado de hombres desamparados. El barco llega hasta Jamaica, chocando contra los llamados arrecifes Alacranes&nbsp;de modo que termina por hundirse con la mayor&iacute;a de los pasajeros. S&oacute;lo dieciocho, entre los cuales Gonzalo Guerrero y el padre franciscano Jer&oacute;nimo de Aguilar, logran salvarse en una canoa. Perdidos en alta mar, empieza entonces para ellos una serie de ca&oacute;ticas y espantosas pruebas; faltos de comida, unos terminan por morirse, otros, arrebatados por la fiebre o la locura, agonizan miserablemente, extremados en su instinto de supervivencia:</span></span></p> <p style="text-align: justify; margin-bottom: 13px; margin-left: 40px;"><span style="font-size:10pt"><span new="" roman="" style="font-family:" times=""><span style="font-style:italic">En sus ojos se hab&iacute;a fijado una inmensa tristeza, pues sab&iacute;an que iban a morir sin que nosotros pudi&eacute;semos hacer nada por ellos. El verlos as&iacute; me desesper&oacute; a tal grado que, despoj&aacute;ndome de los tab&uacute;es del asco, les abr&iacute; las mand&iacute;bulas y les escup&iacute; toda la saliva que a&uacute;n conservaba. (Aguirre 102)</span></span></span></p> <p style="text-align:justify; margin-bottom:13px"><span style="font-size:12pt"><span new="" roman="" style="font-family:" times="">La traves&iacute;a del infierno termina en las costas del Yucat&aacute;n. De nuevo, en tierra inc&oacute;gnita, los sobrevivientes se enfrentan a una racha de peligros e insufribles actos de barbarie. Son capturados por los indios Cocomes, y cuatro de ellos se ven sacrificados y hechos pedazos:</span></span></p> <p style="text-align: justify; margin-bottom: 13px; margin-left: 40px;"><em><span style="font-size:10pt"><span new="" roman="" style="font-family:" times=""><span style="font-style:italic">Cerr&eacute; los ojos cuando vi que Valdivia mor&iacute;a como mueren las reses de mi tierra, acanalado por el pecho. Abr&iacute; los p&aacute;rpados para ver c&oacute;mo su coraz&oacute;n era desgajado de sus entra&ntilde;as y comido por el aberrante verdugo. (Aguirre 102)</span></span></span></em></p> <p style="text-align:justify; margin-bottom:13px"><span style="font-size:12pt"><span new="" roman="" style="font-family:" times="">Gonzalo Guerrero y Jer&oacute;nimo de Aguilar consiguen organizar su evasi&oacute;n y la de sus compatriotas para escapar de las manos de sus verdugos. Los obst&aacute;culos se multiplican de nuevo por la selva, en medio de una fauna desconocida y amenazadora, antes de llegar a la ciudad de Xamanha habitada por los enemigos de los Cocomes: los Tutul Xi&uacute;es. El cacique Taxmar los entrega al cham&aacute;n Teohom para esclavizarlos. De aquellos a&ntilde;os de sufrimiento e humillaciones, s&oacute;lo sobreviven Gonzalo Guerrero y Jer&oacute;nimo de Aguilar. Como metonimias del proceso de conquista, estos dos personajes simbolizan las armas m&aacute;s irreductibles del sometimiento a la cultura y poder del invasor: la espada y el Evangelio. Con todo, esta asociaci&oacute;n simb&oacute;lica supuestamente indisociable se fisura. Lo que hermana a aquellos dos naufragados, en la adversidad, no hace converger sus opciones de vida. Guerrero, en su radical oposici&oacute;n a Aguilar, se amolda duraderamente a la cultura de los enemigos de la Corona. Despu&eacute;s de ocho a&ntilde;os de plena y asumida aculturaci&oacute;n, se niega a unirse a sus compatriotas, al contrario de Aguilar, quien interpreta la llegada al Yucat&aacute;n de las tropas de Cort&eacute;s, en 1519, como una se&ntilde;al providencial. Desde la terrible y no menos inici&aacute;tica traves&iacute;a en canoa, el propio Guerrero intuye &iacute;ntimamente el cambio estructural que viene prepar&aacute;ndose y que abordamos como un desv&iacute;o y accidente de su identidad inicial: &ldquo;La brutalidad de lo que he vivido en estos cinco d&iacute;as [&hellip;] ha minado mi estructura axiol&oacute;gica&rdquo; (Aguirre<i> </i>77). Despu&eacute;s de estas l&iacute;neas introductorias que enmarcan la trayectoria hist&oacute;rica del personaje, veamos qu&eacute; consistencia epist&eacute;mica le da la novela a aquella estructura axiol&oacute;gica quebrada en sus fundamentos.</span></span></p> <p style="text-align:justify; margin-bottom:13px"><span style="font-size:12pt"><span new="" roman="" style="font-family:" times=""><b>El proceso de aculturaci&oacute;n: un &ldquo;accidente axiol&oacute;gico&rdquo;</b></span></span></p> <p style="text-align:justify; margin-bottom:13px"><span style="font-size:12pt"><span new="" roman="" style="font-family:" times="">Al tratarse de una novela, Aguirre aprovecha algunas herramientas narratol&oacute;gicas para darle mayor espesor al personaje de Guerrero como construcci&oacute;n. Lo primero que le permite la ficci&oacute;n es una transfocalizaci&oacute;n entendida seg&uacute;n G&eacute;rard Genette, o sea, una lectura de la Historia a partir de un punto de vista jam&aacute;s expresado oficialmente. As&iacute;, el personaje de Guerrero, cuya palabra se ve totalmente silenciada en la cr&oacute;nica de Bernal D&iacute;az del Castillo, ocupa aqu&iacute; un espacio privilegiado como narrador. La transfocalizaci&oacute;n genera inevitablemente una transvocalizaci&oacute;n ya que Guerrero no puede imponer eficazmente su punto de vista por una voz que no sea la suya. Esta estrategia la observamos en muchos autores que han potenciado de manera muy propositiva los recursos de la nueva novela hist&oacute;rica. Podemos citar a Carlos Fuentes y su libro de cuentos <i>El naranjo</i>, publicado algunos a&ntilde;os m&aacute;s tarde, en 1993, en el que Jer&oacute;nimo de Aguilar se hace narrador omnisciente, desde su muerte, reivindicando su estatus privilegiado de testigo ocular. As&iacute;, en el cuento &ldquo;Las dos orillas&rdquo; pretende revelar una visi&oacute;n de los hechos m&aacute;s justa y verdadera que la de ciertos historiadores oficiales de la Conquista como los citados L&oacute;pez de G&oacute;mara u Oviedo. </span></span></p> <p style="text-align:justify; margin-bottom:11px"><span style="font-size:11pt"><span style="line-height:107%"><span style="font-family:Calibri, sans-serif"><span style="font-size:12.0pt"><span style="font-family:&quot;Times New Roman&quot;,serif">En la novela de Aguirre, el primer cap&iacute;tulo es asumido por una voz impersonal. Despu&eacute;s, toma el relevo el yo de Gonzalo Guerrero hasta el cap&iacute;tulo VI, es decir, justo a la mitad de la novela. Ah&iacute; la voz impersonal se impone de nuevo durante un cap&iacute;tulo solo, y vuelve a esfumarse ante la de Gonzalo Guerrero en primera persona, hasta el final. Este esquema viene significando, narratol&oacute;gicamente hablando, el mencionado desv&iacute;o y accidente de la personalidad. Para mayor claridad y eficacia demostrativa, nos basaremos en el estudio de los tipos narrativos de Jaap Lintvelt y sus conceptos de <i>actor</i> y <i>centro de orientaci&oacute;n</i> que permiten afinar los de personaje y narrador<sup>1</sup>. As&iacute;, en la primera parte, el personaje-actor Guerrero (el que sufre los acontecimientos) y el personaje-narrador Guerrero (el que los cuenta) comparten la misma identidad pero no la misma perspectiva. En efecto, cuando el actor-Guerrero a&uacute;n no se ha aculturado y sigue identific&aacute;ndose con su cultura espa&ntilde;ola, la perspectiva del narrador-Guerrero hecho Nacom<sup>2</sup>&nbsp;es la que orienta, sin embargo, al lector. Nos situamos dentro de una narraci&oacute;n homodieg&eacute;tica de <i>tipo auctorial</i>, seg&uacute;n las categor&iacute;as establecidas por Lintvelt &ndash;explicadas a pie de p&aacute;gina. Para dar s&oacute;lo un ejemplo de esta estrategia narrativa y apreciar sus efectos, someteremos al an&aacute;lisis la ya referida escena del sacrificio de los cuatro espa&ntilde;oles. La descripci&oacute;n cruda de los cuerpos torturados imprime, a pesar de todo y de modo algo inesperado, cierta complacencia, como si los c&oacute;digos de los ind&iacute;genas, ignorados <i>a priori</i> por los espa&ntilde;oles, cobraran con todo sentido para Guerrero, quien parece, sin a&uacute;n haberse aculturado, entenderlos:</span></span></span></span></span></p> <p style="text-align: justify; margin-bottom: 11px; margin-left: 40px;"><span style="font-size:11pt"><span style="line-height:107%"><span style="font-family:Calibri, sans-serif"><span style="font-size:10.0pt">Un ligero olorcillo a incienso, que provocaban al quemar una resina gomosa y seca a que mentaban poom, lleg&oacute; anunci&aacute;ndonos que se acercaba el momento en el que los naturales se recog&iacute;an en la casa principal del poblado, en la que ostentaban los adornos m&aacute;s preciosos, a entonar alabanzas a sus &iacute;dolos y a escuchar la voz de los chilanes, quienes adivinaban el porvenir y emit&iacute;an or&aacute;culos sobre los reci&eacute;n nacidos. (Aguirre 95)</span></span></span></span></p> <p style="text-align:justify; margin-bottom:13px"><span style="font-size:12pt"><span new="" roman="" style="font-family:" times="">Si Guerrero identifica tan eficazmente los c&oacute;digos y palabras de otra cultura que no es la suya en el momento del sacrificio es porque los ha integrado en su perspectiva de personaje-narrador. Es de notar que el relato multiplica las prolepsis, como para significar esta perspectiva <i>a posteriori</i> propia del personaje-narrador: &ldquo;A &eacute;stos, <b>despu&eacute;s lo supe</b>, les llaman <i>tupiles</i> [&hellip;]&rdquo; (Aguirre 94; subrayado nuestro). El tiempo posterior del conocimiento (&ldquo;lo supe&rdquo;) remite al tiempo de la aculturaci&oacute;n. En cambio, en la segunda mitad de la novela, la perspectiva de Guerrero-actor, ya aculturado, coincide perfectamente con la del personaje-narrador: para entonces nos encontramos con una narraci&oacute;n homodieg&eacute;tica de <i>tipo actorial</i>. &iquest;Qu&eacute; traduce este cambio de tipo narrativo? Esta mutaci&oacute;n del yo-actor, significada narratol&oacute;gicamente, da cuenta del <i>accidente</i> de su personalidad. As&iacute;, podr&iacute;amos considerar que el yo de la primera parte es espa&ntilde;ol mientras que el de la segunda es chele. El cap&iacute;tulo intermediario (cap. VI), justo en medio de la novela, donde se impone de nuevo la voz impersonal, cumple una funci&oacute;n transitoria al preparar el desliz &ndash;o desv&iacute;o&ndash; entre los dos tipos narrativos identificados en el sistema de Lintvelt. Veamos: el cap&iacute;tulo VI empieza con una indicaci&oacute;n temporal dentro del calendario juliano occidental:</span></span></p> <p style="text-align: justify; margin-bottom: 11px; margin-left: 40px;"><span style="font-size:11pt"><span style="line-height:107%"><span style="font-family:Calibri, sans-serif"><span style="font-size:10.0pt">Corr&iacute;a el a&ntilde;o del se&ntilde;or de mil quinientos y catorce, &uacute;ltima fecha del calendario juliano que pudo haber sido conocida por Gonzalo Guerrero [&hellip;]. (Aguirre 123; subrayado nuestro)</span></span></span></span></p> <p style="text-align:justify; margin-bottom:13px"><span style="font-size:12pt"><span new="" roman="" style="font-family:" times="">En cambio, a partir del cap&iacute;tulo VII, y como en forma de eco a la primera frase del cap&iacute;tulo anterior, el &ndash;<i>nuevo</i>&ndash; yo aculturado apunta las fechas en el calendario ind&iacute;gena nuevamente asimilado:</span></span></p> <p style="text-align: justify; margin-bottom: 11px; margin-left: 40px;"><span style="font-size:11pt"><span style="line-height:107%"><span style="font-family:Calibri, sans-serif"><b><span style="font-size:10.0pt">Todo eso sucedi&oacute; en el transcurso del mes Zac</span></b><span style="font-size:10.0pt">, dos meses antes de que se pidieran las lluvias y se celebraran las ceremonias nupciales que aseguran la reproducci&oacute;n de la raza y la continuidad de la estirpe. (Aguirre 155; subrayado nuestro)</span></span></span></span></p> <p style="text-align:justify; margin-bottom:11px"><span style="font-size:11pt"><span style="line-height:107%"><span style="font-family:Calibri, sans-serif"><span style="font-size:12.0pt"><span style="font-family:&quot;Times New Roman&quot;,serif">As&iacute;, el desv&iacute;o identitario est&aacute; significado con las herramientas de la narraci&oacute;n que la literatura suele usar y potenciar en forma creativa m&aacute;s que otro tipo de discurso. Se observa una calculada transposici&oacute;n narratol&oacute;gica del mismo proceso de aculturaci&oacute;n por el cual Guerrero se vuelve un miembro activo y apreciado de la comunidad de los Cheles. Este reconocimiento sucede tras m&uacute;ltiples y terr&iacute;ficas pruebas que le han permitido acceder al grado de Nacom, hasta casarse con la princesa Ix Chel Can y tener tres hijos. As&iacute;, le confiesa al padre Aguilar, sin vacilar:<i> </i>&ldquo;Mis afectos, mi amor est&aacute;n aqu&iacute; en esta tierra [...]&rdquo; (Aguirre 181). M&aacute;s un&iacute;vocamente a&uacute;n, se enorgullece de ser &ldquo;un chele como los dem&aacute;s hombres de Ichpaat&uacute;n, de Chetumal&rdquo; (Aguirre 179). Podr&iacute;a compararse el recorrido de Guerrero con el de Cabeza de Vaca<sup>3</sup>, quien, despu&eacute;s de naufragar en 1527 en Florida, se qued&oacute; durante ocho a&ntilde;os con los ind&iacute;genas como comerciante y curandero. Sin embargo, el proceso de americanizaci&oacute;n no es comparable; en el caso de Guerrero, se trata de un descentramiento de su identidad total e irreversible que lo mueve a abandonar su sistema de valores original: &ldquo;Ya nada quedaba de m&iacute;, de aquellos naranjos andaluces, de aquellos gitanos de la tierra&rdquo; (Aguirre 179). No queda nada ni siquiera de su f&iacute;sico, como lo notaron los espa&ntilde;oles de Cort&eacute;s seg&uacute;n las cr&oacute;nicas, al identificar con dificultad su silueta detr&aacute;s de sus tatuajes y orejas perforadas. Su cuerpo, de cierta manera, tambi&eacute;n ha sufrido un accidente. Pero al contrario de Jer&oacute;nimo de Aguilar, los sufrimientos que ha conocido &ndash;la esclavitud y los trabajos forzados&ndash; le han ido se&ntilde;alando un camino inici&aacute;tico al cabo del cual se ha hecho otro, hasta volverse el otro, el extranjero, capaz de luchar con los espa&ntilde;oles para derrotar su empresa de conquista. Su negativa de irse con ellos es lo que la Historia ha consignado de &eacute;l; puede leerse en la cr&oacute;nica de Bernal D&iacute;az del Castillo: &ldquo;Y por m&aacute;s que [se] le dijo y amonest&oacute; no quiso venir [&hellip;]&rdquo; (D&iacute;az del Castillo 125). Al enterarse de aquel empecinamiento, Cort&eacute;s intuye el peligro: &ldquo;En verdad que le querr&iacute;a haber a las manos porque jam&aacute;s ser&aacute; bueno&rdquo; (D&iacute;az del Castillo 47). La negativa traduce una forma de repudio (&ldquo;me hall&eacute; repudiando a mi raza y a mi religi&oacute;n&rdquo; Aguirre 40) que ven&iacute;a proces&aacute;ndose en realidad antes de la conversi&oacute;n cultural definitiva. En cuanto llega a Am&eacute;rica, Guerrero formula algunas reservas acerca de la trata de los esclavos. Cuando se entera por Arriaga de que la Iglesia apoya este tr&aacute;fico, se ve anonadado. Sus certidumbres y su fe cimbran hasta provocarle profundas dudas:</span></span></span></span></span></p> <p style="text-align: justify; margin-bottom: 11px; margin-left: 40px;"><span style="font-size:11pt"><span style="line-height:107%"><span style="font-family:Calibri, sans-serif"><span style="font-size:10.0pt">[&hellip;] me molesta enterarme de cosas que ofenden a la voluntad de Cristo, el buen Dios. Esclavitud bajo sus h&aacute;bitos [&hellip;] es algo que me pone al borde de miles de dudas [&hellip;] ya lo han dicho, estos seres [esclavos] son casi como animales [&hellip;]. Yo con eso quisiera conformarme, pero&hellip; (Aguirre 27)</span></span></span></span></p> <p style="text-align:justify; margin-bottom:13px"><span style="font-size:12pt"><span new="" roman="" style="font-family:" times="">Poner en tela de juicio el orden cristiano significa cuestionar las bases de su identidad, en una &eacute;poca de Conquista en que la religi&oacute;n define la identidad individual y colectiva de manera a&uacute;n m&aacute;s declarada y fundamentada. Su actitud autoreflexiva y autocr&iacute;tica (&ldquo;me hall&eacute; discutiendo conmigo mismo&rdquo;, Aguirre 40) traduce una disposici&oacute;n del &aacute;nimo listo para abrirse a otro orden posible, a entenderlo y adoptarlo. Es lo que se produce en el Yucat&aacute;n, donde el accidente en el sentido literal, el naufragio, trae nuevas respuestas a las dudas del personaje. La odisea de Guerrero es la odisea del significado. Aguilar sin embargo no tiene la menor predisposici&oacute;n para reconocer, comprender y asimilar otro orden que no sea el suyo. Esta imposibilidad para &eacute;l de crear sentido fuera de su sistema de creencias e ideas se traduce por la p&eacute;rdida casi total de la palabra cuando se produce la primera escena de sacrificio antrop&oacute;fago:</span></span></p> <p style="text-align: justify; margin-bottom: 11px; margin-left: 40px;"><span style="font-size:11pt"><span style="line-height:107%"><span style="font-family:Calibri, sans-serif"><span style="font-size:10.0pt">El padre Jer&oacute;nimo hab&iacute;a envejecido en unas cuantas horas. Sus sienes se hab&iacute;an te&ntilde;ido de canas prematuras y sus manos temblaban de espanto. Quer&iacute;a hablarnos, mas las palabras se convert&iacute;an en quejidos, en sollozos que le hac&iacute;an tartamudear y mudar el sentido de lo que quer&iacute;a decirnos. Un par de a&ntilde;os tardar&iacute;a en recuperar su dicci&oacute;n normal. (Aguirre 90)</span></span></span></span></p> <p style="text-align:justify; margin-bottom:11px"><span style="font-size:11pt"><span style="line-height:107%"><span style="font-family:Calibri, sans-serif">El espect&aacute;culo de los cuerpos espetados y descuartizados resulta insostenible; Guerrero incluso cierra los ojos, pero m&aacute;s all&aacute;, lo que le impide producir sonidos articulados a Aguilar es la incapacidad por producir sentido frente a lo que no puede tenerlo seg&uacute;n &eacute;l. Lo que hace insoportable el acontecimiento no es su crueldad ni barbarie sino su falta de sentido: nada parece poderlo justificar. De manera antit&eacute;tica, Guerrero, hecho padre en su comunidad de adopci&oacute;n, acepta sacrificar a su hija dentro de un sistema de valores que lo requiere y justifica cuando resulta impensable para la cultura occidental de la cual procede<sup><span style="font-family:&quot;Calibri&quot;,sans-serif">4</span></sup>. Al sacrificar a su hija inocente, Guerrero pretende salvar a su pueblo de una plaga de saltamontes. Si bien aquella escena de sacrificio resulta desgarradora, en ella no se cifra ninguna forma de espanto ni repugnancia como en la primera que evoc&aacute;bamos, a pesar de tratarse de un ser indefenso matado por su propio padre. Al contrario, desde la perspectiva del personaje-narrador que le sirve de centro de orientaci&oacute;n al lector, el sacrificio es se&ntilde;al de amor a la hija y a la colectividad. La hija es una elegida; considerada, entre todas, como digna de salvar a su comunidad. El sacrificio se inscribe as&iacute; en un nuevo orden de valores asimilado por un personaje-actor aculturado &ndash;posterior al personaje-actor no aculturado del principio de la novela&ndash; cuya perspectiva coincide totalmente con la del personaje-narrador. En este cap&iacute;tulo se ha borrado el hiato antes se&ntilde;alado entre los sentimientos y percepciones del personaje-actor y los del personaje-narrador. La coincidencia de sus perspectivas hace, pues, coherente, y por consiguiente aceptable, el sacrificio. De ah&iacute; se entiende que en la primera parte, el desfase de las perspectivas llevara a la no aceptaci&oacute;n del sacrificio por parte de los espa&ntilde;oles y, en el caso de Guerrero, a una confusi&oacute;n de los sentimientos, entre espanto y respeto: &ldquo;Comenc&eacute; a respetar a nuestros crueles enemigos&rdquo; (Aguirre 91). Bien se ve que estas estrategias narrativas, que determinan h&aacute;bilmente la estructura de la novela, son las que orientan al lector. Los sentimientos hacia los personajes son cuestiones de andamiaje narratol&oacute;gico y no de psicolog&iacute;a. Este montaje entrega una visi&oacute;n que contradice la de las cr&oacute;nicas que ven en Guerrero la encarnaci&oacute;n del mal intuido por Cort&eacute;s en cuanto supo que Guerrero no se quer&iacute;a reunir con los suyos. Estos hab&iacute;an dejado, precisamente, de ser los suyos. &iquest;Para y por qu&eacute;&nbsp;?</span></span></span></p> <p style="text-align:justify; margin-bottom:13px"><span style="font-size:12pt"><span new="" roman="" style="font-family:" times=""><b>Guerrero: &iquest;un fundador?</b></span></span></p> <p style="text-align:justify; margin-bottom:11px"><span style="font-size:11pt"><span style="line-height:107%"><span style="font-family:Calibri, sans-serif"><span style="font-size:12.0pt"><span style="font-family:&quot;Times New Roman&quot;,serif">En definitiva, entendemos que el accidente inicial actualiza potencialidades in&eacute;ditas de cambio de identidad. Guerrero funda una familia, es reconocido como parte de la comunidad de los cheles y contribuye a que nazca una nueva raza: la aludida raza c&oacute;smica de Vasconcelos<sup>5</sup>&nbsp;del ep&iacute;logo:</span></span></span></span></span></p> <p style="text-align: justify; margin-bottom: 11px; margin-left: 40px;"><span style="font-size:11pt"><span style="line-height:107%"><span style="font-family:Calibri, sans-serif"><span style="font-size:10.0pt">En la leyenda ha quedado tu nombre, estrella de sangre, rubia gema que veniste a acrisolar la raza, la nueva estirpe, la c&oacute;smica aventura de los nuevos pueblos [&hellip;].&nbsp; &nbsp; &nbsp; &nbsp; &nbsp;(Aguirre 223)</span></span></span></span></p> <p style="text-align:justify; margin-bottom:13px"><span style="font-size:12pt"><span new="" roman="" style="font-family:" times="">M&aacute;s expl&iacute;citamente, es el padre franciscano Aguilar quien rehabilita a Guerrero como fundador del mestizaje. Si Aguirre retoma literalmente el di&aacute;logo que transcribi&oacute; Bernal D&iacute;az del Castillo entre los dos protagonistas, acerca del hijo de Guerrero, modifica sin embargo el final:</span></span></p> <p style="text-align: justify; margin-top: 7px; margin-bottom: 13px; margin-left: 40px;"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:&quot;Times New Roman&quot;, serif"><span style="font-size:10.0pt">-Este ni&ntilde;o, Gonzalo, a pesar de que se le ha aplastado la cabeza y se le han trastabado los ojitos, tiene toda la facha de un hispano. Esta criatura ni es espa&ntilde;ol ni es indio chele, es de una nueva raza de hombres y es el primero. &iquest;Est&aacute;s consciente de ello&nbsp;? </span></span></span></p> <p style="text-align: justify; margin-top: 7px; margin-bottom: 13px; margin-left: 40px;"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:&quot;Times New Roman&quot;, serif"><span style="font-size:10.0pt">-Lo estoy padre y me causa gran orgullo. Ahora puedes entender &iquest;por qu&eacute; no acudo a donde est&aacute;n las naos y me voy [&hellip;]&nbsp;?</span></span></span></p> <p style="text-align: justify; margin-top: 7px; margin-bottom: 13px; margin-left: 40px;"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:&quot;Times New Roman&quot;, serif"><span style="font-size:10.0pt">-&iexcl;Perfectamente Gonzalo Guerrero, no puedo ser ciego ante lo evidente! Adi&oacute;s hijo; Dios te guarde. (Aguirre 187)</span></span></span></p> <p style="text-align:justify; margin-bottom:13px"><span style="font-size:12pt"><span new="" roman="" style="font-family:" times="">El padre absuelve al traidor y la ficci&oacute;n pone a Guerrero en el centro de la Historia cuando oficialmente se le hab&iacute;a mantenido a la periferia. As&iacute;, la pareja formada por Cort&eacute;s y la Malinche se ve desplazada por la de Guerrero y su mujer para ubicar el origen del mestizaje en un acto de amor y respeto, y no de usual opresi&oacute;n y violencia: &ldquo;La mayor&iacute;a ha tenido que amancebarse con indias tomadas por la fuerza bruta [&hellip;]&rdquo; (Aguirre<i> </i>30). Desde una perspectiva contrahist&oacute;rica, la mujer ind&iacute;gena ya no es considerada como una presa sino como un premio, pues Guerrero ha tenido que aceptar los t&eacute;rminos de un pacto muy duro para poder casarse con su amada. No s&oacute;lo no ha usado contra ella ning&uacute;n tipo de violencia sino que le han impuesto un periodo de abstinencia de dos a&ntilde;os antes de poder celebrar su boda. De modo que &eacute;l ha sido el que ha conocido cierta forma de violencia f&iacute;sica, seg&uacute;n las modalidades de aculturaci&oacute;n recordadas por Serge Gruzinski y que se ven transferidas aqu&iacute; a un espa&ntilde;ol:</span></span></p> <p style="text-align: justify; margin-bottom: 11px; margin-left: 40px;"><span style="font-size:11pt"><span style="line-height:107%"><span style="font-family:Calibri, sans-serif"><span style="font-size:10.0pt">A cette conqu&ecirc;te des esprits s&rsquo;ajouta une conqu&ecirc;te des corps destin&eacute;e &agrave; soumettre la famille, le mariage et les habitudes les plus intimes aux normes universelles de l&rsquo;Eglise [&hellip;]. Enfin, le contr&ocirc;le des &acirc;mes passait aussi par celui de la chair et des plaisirs les plus secrets, comme le r&eacute;v&egrave;lent les manuels de confessions r&eacute;dig&eacute;s en langue indig&egrave;ne. (Gruzinski 94)</span></span></span></span></p> <p style="text-align:justify; margin-bottom:13px"><span style="font-size:12pt"><span new="" roman="" style="font-family:" times="">La formulaci&oacute;n del mestizaje propuesta por Jer&oacute;nimo de Aguilar transciende las categor&iacute;as del bien y el mal. En realidad su f&oacute;rmula excluye, para unirlos a&uacute;n m&aacute;s, dos componentes: &ldquo;<b>ni</b> es espa&ntilde;ol, <b>ni</b> es chele, <b>es</b> de una nueva raza&rdquo;. Igual que en el caso de una f&oacute;rmula matem&aacute;tica, la asociaci&oacute;n de dos signos negativos (-/-) produce un signo positivo (+): &ldquo;ni + ni = es&rdquo;, sosteniendo la f&oacute;rmula de la identidad en una afirmaci&oacute;n enunciativa (&ldquo;+&rdquo;/&nbsp;&ldquo;es&rdquo;), acorde con las modalidades destacadas por Edmond Marc para definir las relaciones de identidad en el campo de la psicolog&iacute;a:</span></span></p> <p style="text-align: justify; margin-bottom: 11px; margin-left: 40px;"><span style="font-size:11pt"><span style="line-height:107%"><span style="font-family:Calibri, sans-serif"><span style="font-size:10.0pt">[&hellip;] la idenditad nace [&hellip;] primero de la afirmaci&oacute;n de quien la enuncia, [ya que es] en &uacute;ltimo lugar un efecto de enunciaci&oacute;n [&hellip;] la relaci&oacute;n de identidad puede ser reducida a esta f&oacute;rmula: &ldquo;lo que es, es; lo que no es, no es&rdquo;. (Marc 17)</span></span></span></span></p> <p style="text-align:justify; margin-bottom:13px"><span style="font-size:12pt"><span new="" roman="" style="font-family:" times="">La formulaci&oacute;n de la identidad de Guerrero no se resuelve sin embargo con la facilidad apuntada por Marc. Se intuyen, pues, desde el principio de la novela, varias dudas de orden metaf&iacute;sico que ir&aacute;n ampli&aacute;ndose a medida que se enfrentar&aacute; Guerrero con los espa&ntilde;oles. La fuerza enunciativa del <i>no</i> enunciado por Guerrero a la hora de renunciar a reintegrar su comunidad espa&ntilde;ola, raya en un acto performativo que consiste en declarar la guerra a los espa&ntilde;oles y generar en &eacute;l una forma de intranquilidad duradera:</span></span></p> <p style="text-align: justify; margin-bottom: 11px; margin-left: 40px;"><span style="font-size:11pt"><span style="line-height:107%"><span style="font-family:Calibri, sans-serif"><span style="font-size:10.0pt">Irascible en extremo durante los d&iacute;as que sucedieron a la &uacute;ltima matanza de espa&ntilde;oles en Champot&oacute;n, me tir&eacute; al monte y me dediqu&eacute; a cazar a las bestias m&aacute;s feroces, a las m&aacute;s sanguinarias [&hellip;]. (Aguirre 179)</span></span></span></span></p> <p style="text-align:justify; margin-bottom:13px"><span style="font-size:12pt"><span new="" roman="" style="font-family:" times="">Su estado de extrema desorientaci&oacute;n puede justificarse por el hecho de que &eacute;l mismo se considera como un traidor pero, m&aacute;s all&aacute;, se explica por la incapacidad de sostener la enunciaci&oacute;n de su identidad en una afirmaci&oacute;n rotunda, tal como lo plantea Edmond Marc. Guerrero se define m&aacute;s bien bajo el signo de una contradicci&oacute;n irresuelta: <i>soy y no soy espa&ntilde;ol</i>. Es lo que significa cuando, por un lado, asume ser chele y por otro, un traidor: &ldquo;Me sent&iacute; como Judas&rdquo; (Aguirre &nbsp;222). Un traidor lo es por sentirse parte de la comunidad a quien, precisamente, traiciona; ante unos enemigos, uno se define como un combatiente u opositor, mas no como un traidor. La traici&oacute;n implica un v&iacute;nculo de pertenencia asumido. Al contrario de lo que sucede con la formulaci&oacute;n del mestizaje (pues &eacute;sta raya en una afirmaci&oacute;n: ser mestizo), en el caso de Guerrero, los signos de su f&oacute;rmula identitaria desembocan en una contradicci&oacute;n e incompletud: soy(<b>+</b>) &ldquo;y&rdquo; no soy(<b>-</b>). En efecto, la identidad es lo que hace que un ser sea &uacute;nico pero tambi&eacute;n id&eacute;ntico a los de su comunidad:</span></span></p> <p style="text-align: justify; margin-bottom: 11px; margin-left: 40px;"><span style="font-size:11pt"><span style="line-height:107%"><span style="font-family:Calibri, sans-serif"><span style="font-size:10.0pt">Por una parte, la identidad designa el car&aacute;cter de lo que es &uacute;nico y por lo tanto distingue a cada uno y lo diferencia irreductiblemente de los dem&aacute;s. Por otra parte, significa la similitud perfecta entre objetos distintos; en este caso, la identidad es el hecho, pues, de ser id&eacute;ntico a los dem&aacute;s. La identidad radica, as&iacute; pues, desde el punto de vista de su definici&oacute;n, en la paradoja de ser a la vez lo parecido y distinto, lo &uacute;nico e id&eacute;ntico a los dem&aacute;s. (Marc 17)</span></span></span></span></p> <p style="text-align:justify; margin-bottom:13px"><span style="font-size:12pt"><span new="" roman="" style="font-family:" times="">Si bien el car&aacute;cter &uacute;nico del individuo Guerrero, o sea, su alteridad radical, no da lugar a dudas, lo que no logra enunciarse en cambio es su relaci&oacute;n de similitud: &iquest;un chele, un espa&ntilde;ol&nbsp;? No es un mestizo tampoco, de modo que su identificaci&oacute;n con la nueva raza no puede enunciarse pues la identidad nace de la afirmaci&oacute;n que la enuncia (&ldquo;<b>es</b> de una nueva raza&rdquo; dice Jer&oacute;nimo de Aguilar). Aunque lleva las marcas f&iacute;sicas de su pertenencia a la comunidad ind&iacute;gena, &eacute;stas no bastan para declarar una similitud total con ella. En su obstinada b&uacute;squeda de sentido, Guerrero no puede conformarse con interpretar se&ntilde;ales corp&oacute;reas como respuestas definitivas e un&iacute;vocas a la pregunta fundamental de saber qui&eacute;n es. La enunciaci&oacute;n de su identidad es, pues, incompleta, indecidible y, por lo tanto. indecible. </span></span></p> <p style="text-align:justify; margin-bottom:13px"><span style="font-size:12pt"><span new="" roman="" style="font-family:" times=""><b>Conclusi&oacute;n</b></span></span></p> <p style="text-align:justify; margin-bottom:13px"><span style="font-size:12pt"><span new="" roman="" style="font-family:" times="">La cuesti&oacute;n de lo indecidible es lo que le atormenta a Guerrero. A pesar de asumir su rechazo de reunirse con los espa&ntilde;oles, no deja de enfrentarse con su propia conciencia para entender lo que ha llegado a &ldquo;ser-y-no-ser&rdquo;. Es la verdad de este di&aacute;logo contradictorio consigo mismo lo que la novela trata de plantear y cuestionar con las herramientas propias del discurso literario. Si bien la Historia se esfuerza por hacer que los acontecimientos encajen en la categor&iacute;a de lo decible y decidible (se dice y decide que Guerrero es un traidor), la ficci&oacute;n enfatiza las dudas y debilidades que enuncian, sin resolverla, la personalidad compleja y vulnerable de un personaje pensado como un ser escindido, as&iacute; como lo enuncia &eacute;l mismo a modo de despedida a Jer&oacute;nimo de Aguilar: &ldquo;Adi&oacute;s Jer&oacute;nimo de Aguilar. Reza por mi alma y olv&iacute;date de mi cuerpo&rdquo; (Aguirre 184). El cuerpo puede travestirse, el alma no. Aunque Guerrero no puede acceder a la plena formulaci&oacute;n de su identidad, s&iacute; sabe d&oacute;nde se halla. Como lugar irreductible de la profunda e &iacute;ntima verdad del ser, el alma no enga&ntilde;a. Desde esta perspectiva transhist&oacute;rica est&aacute; escrita la ficci&oacute;n y revelada, como enigma anti binaria y epopeya &iacute;ntima de lo indecidible, la identidad de Guerrero. </span></span><span style="font-size:12pt"><span new="" roman="" style="font-family:" times="">&nbsp; &nbsp;&nbsp;</span></span></p> <p style="text-align:justify; margin-bottom:13px"><span style="font-size:12pt"><span new="" roman="" style="font-family:" times=""><b>Bibliograf&iacute;a</b></span></span></p> <p class="MsoFootnoteText" style="text-align:justify"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:&quot;Times New Roman&quot;, serif">AGUIRRE, Eugenio. <i>Gonzalo Guerrero</i>. M&eacute;xico, Ed. Diana: 1991.</span></span></p> <p class="MsoFootnoteText" style="text-align:justify"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:&quot;Times New Roman&quot;, serif">DIAZ DEL CASTILLO, Bernal. <i>Historia verdadera de conquista de la nueva Espa&ntilde;a</i>. Madrid, Espasa-Calpe: 1928.</span></span></p> <p class="MsoFootnoteText" style="text-align:justify"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:&quot;Times New Roman&quot;, serif">GRUZINSKI, Serge. <i>La pens&eacute;e m&eacute;tisse</i>. Paris, Fayard: 1999.</span></span></p> <p class="MsoFootnoteText" style="text-align:justify"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:&quot;Times New Roman&quot;, serif">LIMTVELT, Jaap. <i>Essai de typologie narrative</i>. Paris, Ed. Corti: 1989.</span></span></p> <p class="MsoFootnoteText" style="text-align:justify"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:&quot;Times New Roman&quot;, serif">MARC, Edmond. <i>Psychologie de l&rsquo;identit&eacute;</i>. Paris, Dunod: 2005</span></span></p> <p class="MsoFootnoteText" style="text-align:justify"><strong>NOTES</strong></p> <div> <div id="ftn1"> <p class="MsoFootnoteText" style="text-align:justify"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:&quot;Times New Roman&quot;, serif"><sup><span style="font-size:10.0pt">1</span></sup><span style="font-size:10.0pt">&nbsp;Jaap Lintvelt elabora una tipolog&iacute;a narrativa a partir de la noc&iacute;on de <i>actor</i> y de <i>centro de orientaci&oacute;n</i> del lector que remite a la posici&oacute;n imaginaria que este ocupa en el plan perceptivo-ps&iacute;quico, temporal y espacial. En cuanto a la noci&oacute;n de <i>actor</i>, permite afinar la de personaje, insuficiente para Lintvelt cuando se trata de describir al que puede asumir o bien una funci&oacute;n de representaci&oacute;n (como narrador) o bien una funci&oacute;n de acci&oacute;n (como objeto del acto narrativo) o las dos a la vez. A partir de estas nociones, elabora un sistema de diferentes tipos narrativos, dentro de las dos formas narrativas b&aacute;sicas: la narraci&oacute;n heterodieg&eacute;tica y la narraci&oacute;n homodieg&eacute;tica. La primera se elabora en tres tipos que dependen de d&oacute;nde se sit&uacute;a el centro de orientaci&oacute;n del lector; si coincide con el punto de vista del narrador, tenemos un <i>tipo narrativo auctorial</i>, si coincide con el de uno o varios actores, tenemos un <i>tipo narrativo actorial</i>, si no coincide con ninguno de los dos, tenemos un centro de orientaci&oacute;n no individualizado, tipo c&aacute;mara fija. Dentro de la narraci&oacute;n homodieg&eacute;tica, no existen m&aacute;s que dos tipos narrativos: o el lector es orientado por la perspectiva narrativa del personaje-narrador o por la perspectiva del personaje-actor. </span></span></span></p> <p class="MsoFootnoteText" style="text-align:justify"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:&quot;Times New Roman&quot;, serif"><sup><span style="font-size:10.0pt">2</span></sup><span style="font-size:10.0pt">&nbsp;Jefe guerrero</span></span></span></p> <p class="MsoFootnoteText" style="text-align:justify"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:&quot;Times New Roman&quot;, serif"><sup><span style="font-size:10.0pt">3</span></sup><span style="font-size:10.0pt">&nbsp;Nacido en 1507 en Jerez de la Frontera y muerto en Sevilla hacia 1559. Particip&oacute; en la expedici&oacute;n de P&aacute;nfilo de Narv&aacute;ez, en Florida, en 1527.&nbsp; El escritor argentino Abel Posse reconstituye su recorrido y personalidad en una novela algo l&iacute;rica, <i>El largo atardecer del caminante</i>, publicada en 1992 y que forma parte de su Trilog&iacute;a del Descubrimiento.</span></span></span></p> <p class="MsoFootnoteText" style="text-align:justify"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:&quot;Times New Roman&quot;, serif"><sup><span style="font-size:10.0pt">4</span></sup><span style="font-size:10.0pt">&nbsp;Tenemos un ejemplo en la Biblia, con Abraham, dispuesto a sacrificar a su hijo, pero este acto no deja de ser un caso individual que no remite a una escala de valores fundada en la necesidad de ritualizar los sacrificios humanos.</span></span></span></p> <p class="MsoFootnoteText" style="text-align:justify"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:&quot;Times New Roman&quot;, serif"><sup><span style="font-size:10.0pt">5</span></sup><span style="font-size:10.0pt">Ministro de Educaci&oacute;n en M&eacute;xico entre 1921 y 1924. Autor de <i>La raza c&oacute;smica</i> entendida como la quinta raza que unir&iacute;a a las otras cuatro: la blanca, la negra, la india, y las de los mongoles</span></span></span></p> </div> <div id="ftn5"> <p style="margin-bottom:11px"><span style="font-size:11pt"><span style="line-height:107%"><span style="font-family:Calibri, sans-serif"><strong><span style="font-size:14.0pt"><span style="line-height:107%">L&#39;auteur</span></span></strong></span></span></span></p> <p style="text-align:justify; margin-bottom:13px"><span style="font-size:12pt"><span new="" roman="" style="font-family:" times=""><span style="color:black">C&eacute;cile Quintana est une </span><span style="color:black">ancienne &eacute;l&egrave;ve de l&rsquo;ENS, agr&eacute;g&eacute;e d&rsquo;Espagnol, actuellement Professeur des Universit&eacute;s &agrave; l&rsquo;Universit&eacute; de Poitiers o&ugrave; elle a assur&eacute; la direction du CRLA-Archivos<b> </b>(Centre de Recherches Latino-am&eacute;ricaines de Poitiers &ndash; Equipe de l&rsquo;ITEM-UMR/CNRS-ENS 8132) de 2015 &agrave; 2023. Ses th&eacute;matiques de recherches portent sur les &laquo; Voix et g&eacute;n&eacute;rations &eacute;mergentes de la litt&eacute;rature hispano-am&eacute;ricaine &raquo; &agrave; travers plusieurs axes&nbsp;: la fiction et la non-fiction, la litt&eacute;rature nationale <i>vs.</i> extraterritoriale, l&rsquo;&eacute;criture de la fronti&egrave;re au Mexique, les litt&eacute;ratures post-autonomes et dissensuelles, la repr&eacute;sentation au f&eacute;minin du corps en crise. Elle a publi&eacute; deux ouvrages individuels&nbsp;: <i>La literatura de frontera. Realismo, fantas&iacute;a y humor</i>, Mexico, Ed. E&oacute;n, 2018 ; <i>Cristina Rivera Garza&nbsp;: une &eacute;criture-mouvement</i>, Rennes, PUR, 2016. Elle a dirig&eacute; et co-dirig&eacute; neuf ouvrages collectifs&nbsp;:&nbsp; <i>Narrativa chilena contempor&aacute;nea. Dictadura, neoliberalismo, textualidad y subjetividad</i>, Ed. EAC (Editions des archives contemporaines), 2022&nbsp;; <i>Sujetos y escrituras de la errancia en Am&eacute;rica Latina</i>, Ed. EAC (Editions des archives contemporaines), 2020 ; <i>1996-2016 : Deconstrucci&oacute;n del espacio en Am&eacute;rica latina</i>, Ed. EAC (Editions des&nbsp;&nbsp; archives contemporaines), 2019&nbsp;; <i>Ficci&oacute;n/no ficci&oacute;n del 68 en M&eacute;xico</i>, Ed E&oacute;n, M&eacute;xico, 2019. </span></span></span></p> </div> </div>